lunes, 25 de enero de 2016

El aprendizaje de la lectura y la escritura.

¿Cuándo comenzar la enseñanza-aprendizaje de la lectoescritura?

• Sobre cuándo comenzar la enseñanza-aprendizaje de la lectoescritura hay dos posiciones
básicas:
A) Concepción biologista, perceptivista o acercamiento madurativo
Se sugiere retardar la enseñanza de la lectura-escritura y realizar una preparación previa hasta
que el niño alcance la madurez lectoescritora. Son necesarios determinados prerrequisitos de
carácter neuro-perceptivo-motriz como base para afrontar el aprendizaje lectoescritor. Esos
prerequisitos tienen que ver con la lateralidad, la memoria visual, la percepción visual y
auditiva, la orientación y estructuración espacio-temporal, y el control espacial y del esquema
corporal. No debe iniciarse el proceso didáctico de la lectoescritura si determinadas destrezas
(lateralizad, discriminación viso-espacial, ritmo, etc.) no están desarrolladas de forma
suficiente. Existen diversas pruebas estandarizadas para detectar si el alumno ha alcanzado o
no dicha madurez, y será en ese momento en el que comience aprendizaje lectoescritor.
Generalmente se considera que la madurez se alcanza en torno a los 6 años.
• Esta es por ejemplo la concepción que se defiende en Condemarín y Chadwick (1990). En
esta obra aparecen numerosas actividades relacionadas con la maduración neuroperceptivo-motriz
(capítulo II: §1, actividades psicomotrices, pictográficas y
escriptográficas), y algunas estrategias de evaluación. Sobre los tests estandarizados, véase
también Prado Aragonés (2004: 195, nota 2). Sobre la maduración véase también
Domínguez Rodríguez (1988: cap. 13), Cantón (1997: § 7, § 8).
Lebrero Baena y Lebrero Baena (1999: 1.4, 3) tratan también detalladamente la cuestión de
la maduración y sus pruebas diagnósticas, y ofrecen actividades para la preparación de la
lecto-escritura (agrupadas en: organización perceptiva –visual, auditiva, táctil–, desarrollo
psicomotor –esquema corporal, organización espacial, organización temporal–,
comunicación lingüística –comprensión y expresión oral, grafomotricidad, función
simbólica–, desarrollo de los procesos cognitivos –memoria, atención, inteligencia,
imaginación, creatividad–).

B) Aprendizaje precoz de la lectoescritura; concepción vygotskiana
• Vigotsky (1979) (entre otros): los problemas lectores no son de tipo perceptivo ni
madurativo, sino lingüísticos. Así no hay razones de tipo psicológico relacionadas con el
desarrollo que justifiquen posponer el inicio del aprendizaje lector hasta los seis años
siempre que el niño domine el lenguaje oral y tenga desarrollada la capacidad simbólica. La
interacción con el medio, el contacto con el código escrito desde edades tempranas y la
motivación por parte del niño son los factores que en última instancia determinan si un
niño está preparado para comenzar su proceso de aprendizaje.
o Notemos que estas afirmaciones se hacen respecto al desarrollo lector. La
mayoría de los defensores del aprendizaje precoz se limita a la enseñanza de la
lectura, lo que significa divorciar el proceso de lectoescritura.

• Se parte de la base de que el desarrollo puede ser potenciado por el aprendizaje. Hay que
ayudar al alumno en su desarrollo real mediante intervención (aprendizaje suscitado desde
el exterior por el adulto u otros compañeros), incidiendo en lo que se denomina la Zona de
Desarrollo Próximo (ZDP), ámbito en el que tiene lugar el verdadero aprendizaje, ya que es
la zona donde se sitúan las potencialidades del alumno. No hay que esperar por tanto a que
este alcance un determinado grado de madurez, sino que será esa intervención la que
empujará para conseguirlo.

• La madurez, en este enfoque, no depende solo de factores internos a alumno, sino que está
relacionada con las oportunidades que este tiene o se le presentan (el aula, la casa, la calle,
etc., ofrecen textos escritos y el nombre propio del niño se convierte en un buen recurso
para el descubrimiento del código). La consecuencia didáctica de esta posición es opuesta a
la anterior. Antes que esperar o preocuparse por dictaminar el grado de madurez
(desarrollo real) conviene apuntar hacia la ZDP. Así, el concepto de madurez deja de
entenderse como un momento al que hay que esperar. En consecuencia, la pregunta sobre

el cuándo, que tanto preocupa en las aulas, está fuertemente vinculada al cómo. Los
primeros pasos de la alfabetización dependen de las experiencias personales que cada
alumno tenga, de modo que la familia y la comunidad se convierten en los primeros
alfabetizadores de los niños.
• Hoy en día se empieza la enseñanza de la lectoescritura a los 5 o incluso a los 4 años, en
Infantil, aunque no se realice como un aprendizaje obligatorio en esta etapa. La lectura y la
escritura se trabajan en paralelo.
  El desarrollo de la conciencia fonológica
• Según indica Galera Noguera (2011) no está comprobado experimentalmente que las
actividades encaminadas al desarrollo de las habilidades neuro-perceptivo-motrices (recortar,
pegar, completar, etc.) del alumno tengan un efecto significativo sobre su rendimiento
lectoescritor posterior. Sí existe, por el contrario, evidencia de que para el inicio lector de un
sistema alfabético, es importante trabajar previamente la discriminación visual de las letras (se
deberían realizar actividades de percepción visual con los niños en el inicio lectoescritor para
mejorar el campo de visión), y, sobre todo, las habilidades lingüísticas, entre ellas, las de tipo
metalingüístico, como la comunicación oral y el desarrollo de la conciencia fonológica (esto es,
la capacidad para diferenciar los distintos segmentos fonológicos que forman las palabras). No
olvidemos que el aprendizaje de la alfabetizacion es esencialmente lingüístico.
• Para el correcto reconocimiento lector es necesario que el alumno tenga conciencia
explícita de que las palabras habladas y escritas pueden segmentarse o combinarse en sus
componentes fónicos. El alumno debe desarrollar la conciencia fonológica o reconocimiento
fonológico, conocimiento metalingüístico que consiste en tener conciencia de que las palabras
se componen de unidades menores segmentables e intercambiables, a cada una de las cuales
les corresponde un fonema de la lengua, y en tener la capacidad para establecer la
correspondencia entre grafía y unidad fónica (recordad que nuestro sistema de escritura es
alfabético).
• Sobre el desarrollo de la conciencia fonológica, existen evidencias experimentales que
demuestran que aquellos niños prelectores que han realizado actividades en que se manipulan
segmentos mínimos (palabras, sílabas, fonemas/sonidos) obtienen un mejor rendimiento
lector posterior, porque se facilita el análisis de las palabras habladas en sus componentes
fónicos y el aprendizaje de la correspondencia entre las unidades fónicas y las letras (González
Valenzuela 1995, Jiménez Ortiz 1995). (Hay quienes no lo conciben como un prerrequisito sino
como una conciencia que se desarrolla al serles enseñado el sistema alfabético: Cunningham
1990, Byrne 1998). Existen distintos materiales para trabajar la conciencia fonológica en la
Educación Infantil. Como botón de muestra, señalemos aquí los cuentos fónicos:
Para ver un ejemplo, consulta el archivo “Cuento fónico_Bruño” que está en la web
• Así, el concepto de madurez puede entenderse del siguiente modo: “La madurez para la
lectura se define como el momento del desarrollo en que, ya sea por efecto de la maduración
o de un aprendizaje, o de ambos, cada niño, individualmente, puede aprender a leer con
facilidad y provecho” Downing (1974).
 La enseñanza-aprendizaje de la lectura. Los métodos.
• Según se recoge en Prado Aragonés (2004), Frith (1989) identifica dos grandes etapas en el
aprendizaje lector:
A) Aprendizaje de la mecánica lectora.
a) Etapa logográfica: el niño es capaz de identificar una palabra por determinados
indicios, como reconocer su nombre.
b) Etapa alfabética: el niño aprende la correlación entre las unidades orales que conoce y
los signos gráficos.
c) Etapa ortográfica: el lector es capaz de reconocer los signos gráficos agrupados en
unidades de sentido: palabras y frases.
B) Lectura comprensiva.
• ¿Qué metodología emplear para enseñar-aprender a leer?
Aprender a leer implica en su estadio inicial dominar ciertas habilidades para interpretar unas
grafías. Para alcanzar ese dominio, existen varios métodos, que se han clasificado
generalmente de acuerdo con el proceso mental/cognitivo que el niño realiza para procesar la
información:
(Aparecen más precisiones sobre subtipos de métodos en Cantón 1997: §5; Lebrero Baena y
Lebrero Baena 1999: §2, Benet Salinas et al. 1988)

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