sábado, 23 de enero de 2016

QUÉ ES MAS SABIO; HABLAR O CALLAR?


 Esta mañana, cuando me desperté le pedí a Dios en oración, que me diera sabiduría a la hora de hablar, pero también a la hora de callar. Me ha ocurrido en determinadas circunstancias el pensar: “no debería haber dicho esto”, y también al contrario: “tendría que haber dicho tal cosa”. La cuestión de cuando hablar y cuando callar puede resultar a veces complicada y difícil.

La Biblia nos da muchos consejos tanto para hablar como para callar. En Proverbios 17: 28 dice: “Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio; El que cierra sus labios es entendido”. Pero también dice en Proverbios 15:23: “Y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!”

Saber hablar a tiempo, en el momento oportuno, puede ser de gran ayuda y hacer mucho bien a la persona que lo recibe; pero, saber callar cuando la otra persona no está preparada para recibir un consejo o un reproche, es sabiduría que no tiene precio. Cuando callamos, comprendemos que la situación merece meditación, que necesitamos tiempo para pensar, para pedir consejo y así poder dar una respuesta adecuada, guiada por el amor y no por las circunstancias del momento. Tanto para hablar como para callar, se requiere prudencia. Por eso, es importante no dejarnos llevar por el impulso y detenernos a analizar el momento, la situación y la disposición, de las personas que intervienen en el proceso de comunicación, para asegurarnos de que es el momento y de que seremos comprendidos; pero cuantas veces hablamos sin medir el alcance de nuestras palabras. Por eso Santiago 1:19 nos dice que: “todo hombre sea pronto para oír, y tardo para hablar” Nuestra mente funciona a una velocidad vertiginosa y muchas veces, si pensáramos lo que vamos a decir, no lo diríamos.

Tanto las palabras como los silencios, están relacionados con nuestros pensamientos, pero más profundamente con nuestro corazón. Dice la Biblia en Proverbios 23:7 “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” o dicho en otras palabras: somos lo que pensamos. Jesús enseña en Mateo 15:19: “Porque del corazón salen los malos pensamientos”, y los buenos también ¿no? Por eso debemos examinar nuestros pensamientos y hacerlos pasar por el filtro de Filipenses 4:8, que nos dice que : “todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. Y renovar constantemente nuestra mente y nuestro corazón con la Palabra de Dios, porque como le dijo Dios a Josué : “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley (La Biblia), sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” Josue 1:8.

En lo que fracasamos, o por lo menos en lo que yo fracaso, es en meditar día y noche en la Palabra de Dios. Porque es esa comunión intima con Dios en oración, y es a través de la sabiduría que nos da su Palabra, que vamos a adquirir la madurez y el entendimiento necesario para saber discernir cual es el momento más apropiado para hablar o para callar.

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