martes, 19 de enero de 2016

Divorciados pero enganchados



CARTA DE UN NIÑO A SUS PADRES DIVORCIADOS

No traten de disipar mi dolor con grandes regalos y diversiones.  Me duele el corazón y éste no sana con risas sino con caricias.  Todo lo que necesito es la garantía de que, aunque estén separados, ninguno de os dos me abandonará.

Díganme con palabras y actitudes que puedo seguir amándolos a los dos y ayúdenme a mantener una relación estrecha con ambos.  Después de todo, fueron ustedes quienes se escogieron mutuamente como mis padres.


No me pongan de testigo, de árbitro ni de mensajero en sus peleas y conflictos.  Me siento utilizado y responsabilizado por arreglar un problema que no es mío.  Tengan en cuenta que todo lo que hagan para perjudicarse mutuamente, quiéranlo o no, en primer lugar me lastimará personalmente.

No se critiquen ni se menosprecien delante de mí, así todo lo que digan sea la verdad.  Entiendan que por malos que hayan sido como esposos, son mis padres y por tanto, yo necesito verlos a ambos como lo máximo.

No pelen a ver cuál se queda conmigo porque no soy de ninguno pero los necesito a los dos.  Recuerden que estar conmigo es un derecho no un privilegio que tienen ambos y que tengo yo.

No me pongan en situaciones en que tenga que escoger con quién irme, ni de qué lado estoy.  Para mí es una tortura porque siento que si elijo a uno, le estoy faltando al otro y yo quiero y los necesito a los dos.

Díganme que no tengo la culpa de su separación, que ha sido su decisión y que yo nada tengo que ver.  Aunque para ustedes esto  sea obvio, yo me culpo porque necesito conservar su imagen intacta y por tanto, el único que puede haber fallado debo ser yo.


Recuerden que lo mejor que pueden hacer por mí ahora que ya no se aman es respetarse mutuamente. 

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