sábado, 23 de enero de 2016

EL TÉ TE INSPIRA

El té y las infusiones estuvieron a lo largo de la historia muy presentes en el estatus de las familias acomodadas que disfrutaban del ocio tomando tazas y tazas de este líquido con las tradicionales pastas de té. Una tradición que aparece en muchos libros clásicos (por ejemplo Anna Karenina, de León Tolstói), pero que también tiene una presencia importante en la literatura contemporánea. Recordemos aquí títulos tan sugerentes como el de Mamen Sánchez, La felicidad es un té contigo, o Tres tazas de té, de Greg Mortenson y David Oliver Relin, libros que ya llevan la palabra mágica en el mismo título.


No existe una forma científica para confirmar que el té inspira a escribir y a leer, pero sí es cierto que en la búsqueda por ese ambiente perfecto para adentrarse en los libros, el lector suele buscar un ambiente fresco, luminoso, y acompañado de café o té (el refresco no se considera tan atractivo). También se puede leer en un autobús o en el tren, pero no me negareis que una taza de té y la lluvia batiendo en los cristales mola más.

¡Ah! Y no me olvido de que cuando cojo un libro por la noche con mi lamparita creando un ambiente mitad oscuro, mitad luminoso es cuando la taza de té  vuelve a adquirir un cariz romántico. Solo escuchar mi sorbo en la noche más tranquila.Tres tazas de té

Todo lector que se precie de serlo acabará sucumbiendo al acompañamiento de sus lecturas con una bebida al estilo de té o café. Yo decía que no, y aquí estoy hecha una loca por el té como bebida necesaria para afrontar el discurrir de los días y mis libros. No he venido aquí a hablaros de métodos científicos y de las  ventajas y desventajas de esta bebida, sino a transmitir un sentimiento que observo día a día entre muchos lectores.

El té te inspira, ¿lo creéis?

A mí sí.

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