Por lo general a la mayoría de nosotros nos gustan que las cosas sean sencillas, sobre todo las relaciones personales; mismas que son una de las cosas más complicadas o por lo menos así las hacemos parecer. ¿Por qué? Yo me pregunto lo mismo todos los días...pero tengo algunas ideas.
La principal es que nos importa demasiado lo que los demás piensan de nosotros, por eso, constantemente estamos aparentando o tratando de aparentar.
Entiendo que hay reglas sociales y que para poder vivir en armonía dentro de una sociedad, debemos cumplirlas, pero hemos llegado al punto donde todo lo que aparentamos puede llegar a romper esa armonía aún más. Y no nada más eso, sino que en el proceso y en la costumbre, terminamos haciendo a un lado nuestros valores, nuestros principios y muchas veces a nuestros seres queridos.
Creemos que por no hablar de algo, ese algo no existe. Todas las familias tienen problemas, y el no hablar de ellos, no hace que éstos desaparezcan. Claro que no tenemos que ir por la vida platicándole a cualquiera si tenemos un hijo adicto, una hija con un desorden alimenticio, si nos vamos a divorciar o si estamos sufriendo la pérdida de un ser querido…pero SÍ tenemos que hablar de todo eso entre nosotros, como familia, con los hijos.
Los niños observan, escuchan, saben y sienten lo que pasa en casa; saben cuando sus papás se pelean, saben si su mamá llora, saben si papá no llegó anoche y merecen explicaciones. No Explicaciones que les ayuden a entender que no están solos, que el amor que sus padres sienten por ellos no ha disminuido, que nada de lo que sucede es culpa suya, que está bien llorar y enojarse y sentir lo que sienten; explicaciones que los hagan sentir parte de la familia, que los hagan sentir que no están solos y que son lo suficientemente importante para ustedes como para merecer hablar del tema.
El silencio es la peor de todas las opciones.
“Pero es que es tan solo un niño, no entiende nada de esto, son cosas de adultos” es una de las frases que más escucho como justificación….pero ¿Qué creen? Desde el momento en que la situación, sea cual sea, sucedió en casa y llegó a ojos y oídos de sus hijos, dejaron de ser cosas de adultos.
Los niños son mucho más capaces de lo que creemos. Hay que tomarnos el tiempo de explicarles usando palabras sencillas, usando metáforas, cuentos, o cualquier otro medio que pueda simplificar el problema sin quitarle la importancia que merece.
Además, hablar de ello con los niños les abre la puerta a que ellos puedan expresar lo que sienten derivado de lo que sucede en casa, a que tengan alguien en quien confiar y no se retraigan
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