Atreverse
a leer textos difíciles –que resulten difíciles para ciertos lectores en determinado
momento (ya que la noción de dificultad es, por supuesto, relativa)- es otro
quehacer del lector que encuentra obstáculos para ingresar en la escuela.
Antes
de desplegar los problemas planteados por la transposición didáctica de este
quehacer del lector, quisiera subrayar su importancia: aprender a leer textos
“difíciles” es un aspecto prioritario de la formación del lector en la
enseñanza obligatoria porque está vinculado con el propósito de preparar a los
alumnos para desarrollar con éxito estudios posteriores, para insertarse en la
vida académica. Las dificultades que suelen tener los alumnos de escuela
secundaria para leer textos de ciencias
sociales o de ciencias naturales –sobre todo cuando se trata de verdaderos
textos, de artículos periodísticos de divulgación científica- han sido de
puestas de manifiesto con frecuencia. Esas dificultades se han constituido para
nosotros en una señal de alarma y nos
han llevado a enfrentar con frecuencia a los alumnos –desde la escuela
primaria- con textos difíciles para ellos, a concebir como u contenido
relevante el atreverse a abordarlos y realiza los esfuerzos necesarios para
comprenderlos.
Lo habitual en la escuela primaria es –y es
lógico que así sea- trabajar con textos que están dirigidos a chicos, que han
sido producidos pensando en los niños como lectores potenciales. Es mucho menos
habitual cometer la osadía de enfrentarlos con textos que no están dirigidos a
ellos y que, por lo tanto, no incluyen toda la información que necesitarían
para entender –en tanto que los alumnos ya disponen de ella y pueden
“agregarla” al texto- ni se limitan al léxico que se supone conocido por los
chicos.
El
problema que uno no puede dejar de plantearse es el siguiente: está muy claro
que no se aprende a leer textos difíciles
leyendo textos fáciles; los textos fáciles solo habilitan para seguir
leyendo textos fáciles. Si pretendemos que los alumnos construyan para sí
mismos, para su desempeño futuro como lectores, el comportamiento de atreverse
a leer textos que les resulten difíciles –no sólo en relación con lo académico
sino también con lo literario- entonces es imprescindible enfrentar el desafío
de incorporar estos textos en nuestro trabajo.
LERNER,
Delia. “Leer y escribir en la escuela. Lo real, lo posible y lo necesario”.
Fondo de Cultura económica. Segunda reimpresión. México, D.F. 2004. Pp. 25-41 y
107-108.
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