viernes, 27 de noviembre de 2015

EL QUIJOTE DE CERVANTES. El verdadero aniversario (Parte II)


Si el Quijote de 1605 se publicó en los primeros días de ese año, fue en los últimos meses de 1615 que apareció la segunda parte de la historia del ingenioso caballero (la aprobación oficial para su impresión es del 5 de noviembre). Mucho se dice que Cervantes la escribió para desmentir y vituperar el falso Quijote del año anterior, el de Avellaneda, pero la cierto es que ya tenía escrita casi toda la novela cuando se enteró del texto apócrifo y acaso lo único que hizo fue apresurar el parto. De capítulos en términos generales más breves pero más numerosos que los de la primera parte (que alcanza 52, mientras son 74 los de la segunda), la novela, que está cumpliendo por estas fechas cuatrocientos años de publicada, asume ciertos rasgos -y riesgos- que hablan de una lección literaria aprendida. Si bien Cervantes corrige algunos detalles señalados por la crítica respecto del libro de 1605 (ya no interpola tan amplia e inopinadamente historias paralelas al asunto central, aunque no deja de escaparse a menudo en sabrosísimas digresiones narrativas), tiende a jugar más bien con ellos, a incorporar sus desaciertos en la ensalada del nuevo Quijote para dimensionarlos como lo que eran y son: descuidos de alguna monta, es cierto, pero también materia literaria en sí misma, provechosos desajustes de los que sabe sacar partido con generosos talante y gran talento. El equívoco nombre de la esposa de Sancho, que es mencionada en la obra de cuatro o cinco maneras distintas; la socarrona alusión al extravío de su asno, reaparecido inesperadamente capítulos más tarde, en el mismo Quijote de 1605; las numerosas redundancias sintácticas ("apartándose aparte", "desvalijando la valija"), son equívocos que en absoluto menoscaban sino subrayan y aun enaltecen su genialidad, pues sirven para caracterizar a los personajes y dar fe de la poderosísima inserción del libro en los movedizos terrenos del habla coloquial y el lenguaje diario, donde los dislates se multiplican sin escandalo alguno. 

Autor: Enrique Héctor González
La Jornada Semanal. Domingo 22 de noviembre de 2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario