martes, 26 de enero de 2016

El signo lingüístico

Saussure propuso el signo lingüístico como la unidad de la lengua y lo definió como una asociación entre dos partes solidarias: el significante, que es la realidad percibida por los sentidos, en forma de sonidos en lengua oral, o letras en lengua escrita, y el significado, que es el concepto o idea que se representa y se asocia en nuestra mente al percibir el significante.

Cundo queremos expresar algo pensamos y no encontramos la palabra adecuada, nos falla el significante, y a la inversa, si percibimos un nombre (significante) y no somos capaces de asociarlo a algún objeto o concepto, no será un signo para nosotros porque falla el significado.

Las palabras son: por tanto, signos lingüísticos que constan de significante y significado.

Los signos lingüísticos son en su mayoría símbolos porque la relación entre un nombre y su significado se fija arbitrariamente por convención social, pero también hay otras clases de signos, las onomatopeyas (palabras formadas mediante la imitación del sonido de lo que representan) del lenguaje verbal son iconos porque en su nombre reproducen el sonido que se percibe y por tanto la relación entre el signo y el objeto representado es de semejanza: ronronear, aullar, babear, cucú, entre otros.
                                                 

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