martes, 26 de enero de 2016

El cuento contemporáneo

El referente más importante de la escritura contemporánea se encuentra en las décadas de 1950 y 1960. Esta escritura se caracterizó por su naturaleza intimista como una escritura próxima a la tragedia y a la tradición hierática. Entre los escritores paradigmáticos de este periodo habría que mencionar a José Revueltas, Juan García Ponce, José de la Colina, Juan Vicente Melo, Inés Arredondo y Elena Garro.

El cuento mexicano de los últimos 25 años se ha caracterizado por la experimentación con el lenguaje, el ejercicio de la parodia, la ironía y el humor, y el tratamiento casi periodístico de la cotidianidad colectiva. Los antecedentes genéricos de esta escritura en el cuento mexicano actual e encuentran en cuentistas como: Efrén Hernández y Julio Torri en la primera mitad del siglo; Juan Rulfo y Juan José Arreola en 1950; y Salvador Elizondo y Augusto Monterroso en 1960.

La década de 1970 fue más notoria la experimentación en la poesía y la novela que en el cuento, como puede observarse en las novelas de Fernando del Paso, José Emilio Pacheco, Carlos Fuentes, Sergio Fernández, Héctor Manjarrez, Daniel Leyva, Joaquín Armando Chacón y Gustavo Sainz



Las siguientes son las características formales del nuevo cuento surgido en la década de 1980:
  •          Tono lúdico: extrañamiento de lo cotidiano a través del empleo de la fantasía, el humor, el absurdo y los juegos con el lenguaje.
  •          brevedad extrema: tendencia a la escritura casi periodística y aforística, con una extensión que oscila entre las tres cuartillas y las tres líneas.
  •          Experimentación genérica con los límites y las fronteras del cuento tradicional, ya sea en relación con otras formas de la escritura o al interior de la narración.


Entre los cuentistas de otras ciudades del país, a las que se ha llamado "la provincia". La visión de la realidad mexicana que ofrecen los cuentistas del interior del país es precisamente una visión fragmentaria, contradictoria y paradójica. Sus formas de humor e ironía responden a condiciones de marginación cultural y económica. Ha habido un extraordinario interés editorial por el cuento mexicano en el país y en el extranjero.

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