El
cuento contemporáneo
El
referente más importante de la escritura contemporánea se encuentra en las
décadas de 1950 y 1960. Esta escritura se caracterizó por su naturaleza
intimista como una escritura próxima a la tragedia y a la tradición hierática.
Entre los escritores paradigmáticos de este periodo habría que mencionar a José
Revueltas, Juan García Ponce, José de la Colina, Juan Vicente Melo, Inés
Arredondo y Elena Garro.
El
cuento mexicano de los últimos 25 años se ha caracterizado por la
experimentación con el lenguaje, el ejercicio de la parodia, la ironía y el
humor, y el tratamiento casi periodístico de la cotidianidad colectiva. Los
antecedentes genéricos de esta escritura en el cuento mexicano actual e
encuentran en cuentistas como: Efrén Hernández y Julio Torri en la primera
mitad del siglo; Juan Rulfo y Juan José Arreola en 1950; y Salvador Elizondo y
Augusto Monterroso en 1960.
La
década de 1970 fue más notoria la experimentación en la poesía y la novela que
en el cuento, como puede observarse en las novelas de Fernando del Paso, José
Emilio Pacheco, Carlos Fuentes, Sergio Fernández, Héctor Manjarrez, Daniel
Leyva, Joaquín Armando Chacón y Gustavo Sainz
Las
siguientes son las características formales del nuevo cuento surgido en la década
de 1980:
- Tono lúdico: extrañamiento de lo cotidiano a través del empleo de la fantasía, el humor, el absurdo y los juegos con el lenguaje.
- brevedad extrema: tendencia a la escritura casi periodística y aforística, con una extensión que oscila entre las tres cuartillas y las tres líneas.
- Experimentación genérica con los límites y las fronteras del cuento tradicional, ya sea en relación con otras formas de la escritura o al interior de la narración.
Entre
los cuentistas de otras ciudades del país, a las que se ha llamado "la
provincia". La visión de la realidad mexicana que ofrecen los cuentistas
del interior del país es precisamente una visión fragmentaria, contradictoria y
paradójica. Sus formas de humor e ironía responden a condiciones de marginación
cultural y económica. Ha habido un extraordinario interés editorial por el
cuento mexicano en el país y en el extranjero.
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