lunes, 23 de noviembre de 2015

Premio Cervantes 2015, una fiesta para México y La Jornada (Parte I)



Cuando al gran editor argentino Arnaldo Orfila, el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz decidió quitarle la dirección del Fondo de Cultura Económica por publicar Los hijos de Sánchez, de Oscar Lewis, en 1966, muchos intelectuales, entre otros don Jesús Silva-Herzog, Guillermo Haro, Fernando Canales y Fernando Benítez decidieron crear una nueva editorial Siglo XXI.
     El primer libro que salió a la luz e inicio la colección de literatura fue José Trigo, de Fernando del Paso, joven dedicado a la publicidad, quien ese mismo año ganó el Premio Xavier Villaurrutia, que todos codiciamos por ser un galardón de escritores para escritores.
   Hoy, jueves 12 de noviembre, la noticia del Premio Cervantes a Fernando del Paso es un rayo de sol.
     Saber que él ahora lo recibirá es un regalo personal, una fiesta para La Jornada y otra para México. ¿Cómo se vestirá para recibir el Premio? ¿De verde pistache o de rosa mexicano? Porque no es sólo cómo escribe sino cómo se viste.
     Sobrino nieto de Francisco del Paso y Troncoso, Fernando del Paso es un artesano de sí mismo, un pintor de paisajes interiores, un coleccionista de estados de ánimo que son los de todos, un joyero que engarza gemas y nos hace un regalo suntuoso y totalmente inesperado.
     En 1965 lo entrevisté y me dijo: "Un día pasé por Nonoalco en camión, quise hacer un cuento porque vi a un hombre cargando sobre el hombro un pequeño ataúd y lo seguí. Escribo según la inspiración. Fíjate que el tercer capítulo de José Trigo nació prácticamente de esa visión, meramente plástica; pasé un día por Nonoalco-Tlatelolco en un camión y vi esos campamentos a lo lejos y me gustaron muchísimo y un día fui especialmente a caminar por allí, observé los vagones transformados en casas con las macetas de geranios colgando, las cortinitas que les ponen, los tendederos de ropa de uno a otro vagón y me gustó muchísimo, ¡es tan plástico todo eso! y eché a andar; vi a un ferrocarrilero con una cajita blanca en el hombro y atrás una mujer que cortaba esos enormes girasoles que crecen en los baldíos y de esta imagen nació José Trigo, mi primera novela. Después iba los sábados a tomar notas y apuntes y escribí un texto que se fue haciendo inmenso y abarcó 536 páginas escritas a lo largo de siete años".

Autor: Elena Poniatowska
La Jornada. Viernes 13 de noviembre de 2015 

      

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