viernes, 23 de octubre de 2015

E.T. DEFENSA DEL PRATIMONIO NACIONAL1834 CIUDAD DE MÉXICO AMAR ES DAR Una calabaza llena de vinagre vigila detrás de cada puerta. En cada altar ruegan mil velas. Los médicos recetan sangrías y fumigaciones de cloruro. Banderas de colores señalan las casas asaltadas por la peste. Lúgubres cánticos y alaridos señalan el paso de los carros repletos de muertos por las calles sin nadie. El gobernador dicta un bando prohibiendo varias comidas. Según él, los chiles rellenos y las frutas han traído el cólera a México.


1834

CIUDAD DE MÉXICO

AMAR  ES DAR


Una calabaza llena de vinagre vigila detrás de cada puerta. En cada altar ruegan mil velas.  Los médicos recetan sangrías y fumigaciones de cloruro. Banderas de colores señalan las casas asaltadas por la peste.  Lúgubres cánticos y alaridos señalan el paso de los carros repletos de muertos por las calles sin nadie.

El gobernador dicta un bando prohibiendo varias comidas.  Según él, los chiles rellenos y las frutas han traído el cólera a México.

En la calle del Espíritu Santo, un cochero está  cortando una chirimoya enorme.  Se tiende en el pescante, para saborearla de a poco.  Alguien que pasa lo deja con la boca abierta:

¡Bárbaro! ¿No ves que te suicidas? ¿No sabes que esa fruta te conduce al sepulcro?
El cochero vacila.  Contempla la lechosa pulpa, sin dedicarse a morder.  Por fin se levanta, se aleja unos pasos y ofrece la chirimoya a su mujer, que está sentada en la esquina:
-Cómela, tú, mi alma.
POSICIONAMIENTO: Ante el objeto de estudio.


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