El reto de la educación del siglo XXI
La irrupción de las tecnologías de la
información y de las comunicaciones (computadoras e internet) provocó cambios
drásticos y rápidos, la generación que se educa en este entorno está influida
por ellas por lo que es llamada “Generación Net o N”, tómese en cuenta que se
define como generación al conjunto de personas con características peculiares y
comportamientos similares, y en ésta se aprecian acontecimientos trascendentes
de transformación, que dan lugar a una época social. Así, existe la tendencia de que la revolución digital
regule la política, la economía y la sociedad del siglo XXI puesto que la forma
de aprender, trabajar, divertirse y en general la forma de vida se alterará por
completo, gracias a la tendencia de mundialización continua. Esta nueva
tecnología permite condiciones propicias para la comunicación y el intercambio
sin fronteras, espacio, ni tiempo.
Las tics, emblemáticas de la generación N
implican un reto para el docente, puesto que se convierte en una generación
interactiva que participa, juega, se entretiene, busca, hace, resuelve,
establece relaciones y lleva a cabo proyectos en conjunto sin que la distancia
y el tiempo sean un obstáculo, gracias a las redes propiciadas por las
computadoras y el internet.
Los jóvenes sienten una atracción, incluso
sin medida, por todo lo relacionado con las tecnologías, a través de ellas
satisfacen sus necesidades de entretenimiento, diversión, comunicación,
información y formación; las tics son parte de su vida cotidiana y las dominan
por completo, incluso para enfrentar problemas y resolverlos mediante la
comunicación interactiva a través del lenguaje de signos.
La generación N se caracteriza por un
desbordante apetito por lo nuevo, cuestión que puede ser utilizada por el
docente de manera benéfica al propiciar que el alumno descubra por sí mismo el
conocimiento y lo aplique a su vida cotidiana; porque además ésta generación
está abierta al cambio, lo que el profesor puede aprovechar para incitar nuevos
comportamientos, relaciones sociales y formas de percibir la vida en base a
valores y eliminando prejuicios morales.
La naturaleza integrativa (visual,
auditiva y kinestésica) de ésta generación permite la aplicación de actividades
interactiva de resultados inmediatos y la facilidad de toma de decisiones,
satisfaciendo sus necesidades de aprendizaje y su crecimiento. El maestro debe
tomar en cuenta que los jóvenes son poco tolerantes y no soportan un método
tradicionalista, sino una participación activa en la construcción de su
conocimiento en base a la investigación y procesamiento de la información. Debe
además propiciarse el trabajo cooperativo en equipo para el desarrollo de
proyectos comunes y que exploten al máximo las herramientas a su alcance y
buscar la forma de despertar interés por cuestiones escolares y aprendizajes y
el desarrollo de las habilidades sociales que se ven restringidas por el uso de
la tecnología, todo esto a través de
actividades didácticas que desenvuelvan también sus habilidades psicomotoras,
sociales, actitudes y valores, plantándolos en la realidad, puesto que están
apegados a un mundo de fantasía que muchas veces toman como efectivo y de ahí
su poca responsabilidad para con las cosas en general.
El profesor debe cuidar que el joven no
caiga en los riesgos que presenta su generación como lo es el alcohol, droga,
cigarro, pornografía y el abuso desmedido del internet, que mermen sus
actividades cotidianas y ponga en peligro se desarrollo normal. Debe enseñarse
al joven a discernir entre la información y escoger solo la adecuada y
provechosa, mediante juicios de valor; ello reviste importancia por la
celeridad en sus procesos de crecimiento y la poca estabilidad y participación
familiar.
Debe fortalecerse el apoyo emocional
positivo y empático que le permita al joven entablar relaciones sociales sanas
y desarrollar el proceso de comunicación, necesitan profesores con expectativas
altas que les impliquen un reto y además de mantener el interés en el proceso
de aprendizaje que subsane las deficiencias de su cotidianeidad y lo inmiscuya en actividades físicas y
deportivas que le den a su mente espacios despejados de tecnologías y otras
tantas que desarrollen su habilidad social interpersonal.
El docente debe tener pleno conocimiento
sobre el uso de las tics porque la generación N es inseparable de ellas y su
aprendizaje significativo depende de ellas, cuestión que los identifica como
tal. Organizar el proceso de aprendizaje a través de éstas implica un desafío y
por tanto nuevas posibilidades de organizarlo y llevarlo a cabo, creando nuevos
ambientes de instrucción que propicien el desarrollo óptimo del alumno y que
sean acordes a los aprendizajes a adquirir. El buen uso de la tecnología
percibe un cambio radical en las actividades del maestro, su forma de enseñar,
actuar y manejar el proceso educativo. El alumno muestra comportamientos
diferentes y nuevas formas de aprender y ser formados; por ello no solo se
trata de introducir la tecnología como método de enseñanza, sino de saberla aprovechar
de manera benéfica para cumplir los propósitos del proceso de
enseñanza-aprendizaje y enriquecer las posibilidades de educación en todos los
medios sociales.
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