Es la demostración más evidente del diálogo entre seres humanos, pues se ponen en juego toda una serie de elementos verbales, no verbales y paraverbales, que apoyan y dan sentido y significado a este proceso de interacción comunicativa, que también es un proceso social.
Cuando conversamos intercambiamos ideas, planteamos opiniones y, a su vez, recibimos respuestas, pues de eso el conversar: de que exista un real movimiento de palabras entre los hablantes; pues si sólo uno de ellos emite el mensaje sería un monólogo.
El intercambio de información o ideas es algo simple, es decir, se puede conversar de cualquier tema, del tipo que sea, siempre y cuando sea interesante para ambas partes; asimismo, se puede utilizar un lenguaje menos elaborado, dependiendo del caso, pero por lo general la conversación se da de un modo distendido, sin presiones y es realizada de forma grata entre los interlocutores.
Esto no implica que piensen igual en todos los temas que traten, sino que no es necesario llegar a enojarse o dejar de hablar de algo si es que uno piensa diferente; he ahí la “gracia” de la conversación, que se puede llevar a cabo sin que eso signifique un pleito o una discordia entre los ejecutantes, sino que por medio de la palabra buscar consensos o saber la opinión del otro.
El elemento fundamental de la conversación es el diálogo, que es la base de la misma, tomando en cuenta lo anteriormente planteado. El diálogo se da entre dos hablantes que conversan oralmente entre sí, mirándose a las caras cuando emiten palabras o escuchándose por teléfono. Para que el diálogo exista, es imperioso que existan una serie de factores, entre ellos:
Código común y conocido entre los hablantes.
Existencia de interés entre los ejecutantes para entablar diálogo.
Que el tema a tratar sea atractivo para ambas partes.
Que exista retroalimentación (no un monólogo).
Libertad al expresarse
TIPOS DE CONVERSACIÓN
COMÚN
Es la que se da habitualmente, todos los días, de modo cotidiano y se manifiesta entre pares o familiares, donde prima un ambiente informal y distendido; por ende no hay una estructura determinada ni un tema específico, sino que la conversación fluye de modo natural, donde en ocasiones no se respetan los turnos de habla, pudiendo interrumpirse o hablar dos personas al mismo tiempo, pero sin que ellos implique un problema, sino que es parte de la coloquialidad del momento comunicativo.
ESTRUCTURADA O SEMI-ESTRUCTURADA
Es la conversación que se halla previamente planificada, por ende posee una organización diferente a la anterior (la primera simplemente no la tiene), donde una de las partes – o un grupo pequeño – es la que planea la conversación a realizar y se da en los debates o entrevistas.
Para dar lugar a una buena conversación, que sea productiva y eficaz, es necesario tener en consideración el llamado principio de cooperación, esto implica las “reglas” que deben tener en cuenta los hablantes al momento de ejecutar el diálogo.
Oportunidad: hablar cuando se de la ocasión, aportando al tema, sin interrumpir al otro; respetar los turnos del habla.
Brevedad: hablar el tiempo que corresponda, según el tema. No intervenir más de lo que requiere el contenido.
Calidad: ser respetuosos con las palabras de los demás y al hacer uso de nuestro turno hablar con la verdad.
Relevancia: los aportes a la conversación deben ser importantes o de acuerdo a la preponderancia del tema; ser coherentes.
Claridad: las palabras deben ser precisas y pertinentes, con un orden lógico para que sean entendidas por el otro.
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