Lenguas Romances
La lengua italiana es la que más cercana ha permanecido al latín mientras que las otras lenguas romances han sido sometidas a influencias externas: la francesa a las lenguas célticas y germánicas, la rumana a las eslavas y la española a la árabe.
Estas lenguas se hablaban o se siguen hablando en un territorio que recibe el nombre de Romania, y que cubre en su mayor parte el sur europeo del antiguo imperio romano; los términos "romano/a" y "Romania" proceden efectivamente del adjetivo latino romanus: se consideraba que sus hablantes empleaban una lengua tomada de la de los romanos, por oposición a otras lenguas presentes en los territorios del antiguo Imperio, como el fráncico en Francia, lengua de los francos perteneciente a la familia de las lenguas germánicas.
Estas lenguas constituyen un grupo de idiomas genéticamente afines y representan, por lo menos en su patrimonio principal, la continuación del latín sin que haya solución de continuidad entre uno y los otros. Esta continuidad entre la raíz y los vástagos es un caso especial pues es algo que no se produce, por ejemplo, entre las lenguas neoarias de la India con el sánscrito al no ser fraccionamientos de esta lengua.
El primer escrito en que se encuentra el término romano, de una forma u otra, se remonta al sínodo de Tours, en el año 813. Es a partir de ese sínodo en que se considera que la primera lengua vulgar se separa del latín, y se designa en efecto como una lengua aparte. Se trata de una forma de proto-francés, que recibe el nombre de romana lingua o roman. No obstante, en los Cartularios de Valpuesta, hay un texto anterior que data del año 804, y está escrito en castellano muy antiguo.
La evolución del latín vulgar hacia las lenguas romances se fecha grosso modo de la siguiente manera:
1. Entre 200 A.C. y 400 aproximadamente: diferentes formas de latín vulgar.
2. Entre 500 y 600: estas formas comienzan a distinguirse entre sí.
3. A partir de 800: se reconoce la existencia de las lenguas romances.
A medida que los ejércitos de Roma ampliaban las fronteras del Imperio, el latín iba siendo introducido como lengua de la administración. El latín hablado que era uniforme al principio, ya comenzaba a dar muestras de diferenciación respecto al latín de la literatura clásica. Al producirse el derrumbe del Imperio y la desaparición de la administración romana, el latín de cada región comenzó a evolucionar según criterios propios. Sumado a eso la gran distancia que separaba unas regiones de otras y las influencias de otras lenguas locales, todo ello ocasionó en consecuencia el nacimiento de las lenguas romances.
Originalmente hubo un número de lenguas itálicas que se hablaron en lo que hoy es Italia, si bien todas menos la latina se extinguieron. Los descendientes de ella se conocen colectivamente como lenguas romances y consisten de unas 20 lenguas habladas por 900 millones de personas.
Las lenguas romances numéricamente más fuertes son el español, el portugués, el francés, el italiano, el rumano, el provenzal, el catalán y el sardo. El español se habla no sólo en España sino también en América Central y del Sur. El portugués se habla en Portugal así como en Brasil y varios dialectos provenzales se hablan en el sur de Francia, siendo la mayor parte de sus hablantes bilingües en francés.
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