sábado, 26 de septiembre de 2015

Cuentos cortos

EL MACHO DE ALEJANDRO

Alejandro se levantaba todos los días a las cuatro de la mañana para irse a ordeñar las vacas que tenía en un terreno que se encontraba a dos horas de camino.
A oscuras comenzaba su ritual antes de partir: ensillaba el macho, colgaba los cántaros, se ponía sus botas y su gabán. Después de esto, se montaba al equino y se acomodaba de una forma tan cómoda y segura que en cuanto estaba encima del animal y comenzaba a andar, se dormía sin preocupación, ya que el macho sabía el camino. En cuanto llegaban al lugar donde estaban las vacas el macho se detenía y hacía un movimiento particular que hacía que Alejandro despertara y comenzara con su labor.
Cierto día, cuando ya iban de camino al lugar donde estaba el establo, el macho se topó con un toro y se asustó, dio unos giros y prosiguió su camino. Cuando Alejandro despertó estaba en su casa, se molestó mucho y mató a su animal.


                                                                   Guss

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