Alejandro
se levantaba todos los días a las cuatro de la mañana para irse a ordeñar las
vacas que tenía en un terreno que se encontraba a dos horas de camino.
A
oscuras comenzaba su ritual antes de partir: ensillaba el macho, colgaba los
cántaros, se ponía sus botas y su gabán. Después de esto, se montaba al equino y
se acomodaba de una forma tan cómoda y segura que en cuanto estaba encima del
animal y comenzaba a andar, se dormía sin preocupación, ya que el macho sabía
el camino. En cuanto llegaban al lugar donde estaban las vacas el macho se
detenía y hacía un movimiento particular que hacía que Alejandro despertara y
comenzara con su labor.
Cierto
día, cuando ya iban de camino al lugar donde estaba el establo, el macho se
topó con un toro y se asustó, dio unos giros y prosiguió su camino. Cuando
Alejandro despertó estaba en su casa, se molestó mucho y mató a su animal.
Guss
muy buen cuento ,Gus...
ResponderEliminarGracias, señorita :)
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