La tragedia nace asociada a las fiestas religiosas en honor de Dionisos. Sus temas son episodios de las vidas de dioses y héroes en que están presentes la lucha del individuo contra el destino y las mudanzas de la fortuna.
Esquilo (s. VI-V a.C.) es el creador de la tragedia, con excepción de los Persas, sus obras tratan temas referentes a los héroes y a los dioses: la Orestíada, Los siete contra Tebas, Prometeo encadenado. Su estilo es vigoroso y sus tragedias elevan el ánimo a un mundo superior.
La temática de Sófocles (s. V a.C.) también se centra en las relaciones entre los hombres y los dioses: Ayax, Antígona, Edipo rey. Electra. Sus personajes, humanos naturales, conmueven gracias al dominio de los resortes psicológicos. La obra de Eurípides (h. 485-406 a.C.) esta centrada en los problemas humanos: Hécuba, Helena, Andrómaca, Electra, Orestes y Medea. En esta última la violencia de odio y de la venganza nacida de los celos tiene una dimensión extraordinariamente trágica,
Como la tragedia, la comedia tiene su origen en las festividades dionisíacas, y más concretamente en las procesiones campestres de la vendimia. Al ir perdiendo predicamento la tragedia, creció el gusto del público por este nuevo género, más alegre y popular. Hacia el siglo IV a.C. en que se prohibió llevar a escena a gobernantes y ciudadanos con sus nombres reales, se escribieron innumerables comedias.
Aristófanes (s. V-IV a.C.) escribió alrededor de cuarenta obras, de las que solo once han llegado hasta nosotros. Conservador en sus gustos y en su actitud política, Aristófanes lleva al teatro las cuestiones sociales, políticas, artísticas y religiosas de las Atenas de su época, criticando con dureza y humor satírico las novedades que considera demagógicas e inoportunas. Sus comedias más famosas son Las nubes, Las avispas, la Paz, Los pájaros, Lisístrata, las ranas, la asamblea de las mujeres y Pluto. En lísistrata, las mujeres, cansadas de la guerra, imponen la abstinencia sexual a los hombres, lo que da pie a situaciones hilarantes. Critica con severidad los valores intelectuales del momento; por ejemplo, en Las nubes ataca y satiriza a los sofistas de la época, paradógicamente representados por Sócrates.
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