CUANDO lee en voz alta, ¿tropieza en ciertas expresiones? O cuando pronuncia discursos, ¿le sucede a menudo que no encuentra las palabras adecuadas? En tal caso, quizá tenga problemas de fluidez. Para que su lectura y habla sean fluidas, las palabras y los pensamientos deben brotarle con facilidad, lo cual no significa, sin embargo, que deba hablar incesantemente, muy rápido o sin pensar. Su forma de expresarse ha de resultar agradable y armoniosa.
La falta de fluidez puede deberse a varios factores. ¿Necesita dedicar atención a alguno de los siguientes?
1) En la lectura publica, el desconocimiento de las palabras, lo cual causa vacilaciones.
1) En la lectura publica, el desconocimiento de las palabras, lo cual causa vacilaciones.
2) La profusión de pausas breves que entrecortan el lenguaje.
3) La falta de preparación.
4) Al hablar ante un auditorio, la exposición desordenada de las ideas.
5) Un vocabulario limitado, lo que provoca titubeos al tratar de hallar el termino preciso.
6) Enfatizar demasiadas palabras.
7) El desconocimiento de las normas gramaticales. Si su intervención carece de fluidez, el auditorio no va a marcharse del Salón del Reino, pero sí va a distraerse, de modo que gran parte de lo que usted diga se perderá.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE? Sino se habla de forma fluida, el auditorio tiende a distraerse. Ademas, existe el riesgo de transmitir ideas erróneas y de que el mensaje no resulte convincente.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE? Sino se habla de forma fluida, el auditorio tiende a distraerse. Ademas, existe el riesgo de transmitir ideas erróneas y de que el mensaje no resulte convincente.
Por otro lado, tenga cuidado de que al tratar de expresarse con contundencia y fluidez, no llegue a abrumar ni incomodar al auditorio. Si las diferencias culturales hacen que su forma de hablar parezca excesivamente desenvuelta o poco sincera, no lograr ´ a su objetivo. Es digno de notarse que el apóstol Pablo, pese a ser un orador de experiencia, se dirigió a los corintios “en debilidad y en temor y con mucho temblor” a fin de no atraer innecesariamente la atención hacia su persona (1 Cor. 2:3).
Costumbres que deben evitarse. Muchas personas tienen el habito de insertar palabras o expresiones tales como “eh...”, “este...”, “o sea”, “pues” o “bueno” al principio o en medio de las oraciones. Otras las finalizan a menudo con “¿verdad?” y “¿no?”. Tal vez usted no se d ´ e cuenta de la frecuencia con que utiliza tales muletillas. Para comprobarlo, pídale a alguien que lo escuche mientras habla y que repita cada muletilla que usted use. Pudiera llevarse una sorpresa. Hay quienes leen y hablan haciendo numerosas regresiones, es decir, comienzan una oración, la interrumpen y repiten al menos una parte de lo ya dicho o leído. Otras personas se expresan con relativa soltura, pero antes de concluir una idea, pasan a la siguiente. Aunque las palabras salgan de su boca sin esfuerzo, los cambios bruscos de pensamiento impiden que su estilo sea fluido. Como mejorar. Si su problema estriba en que no halla las palabras adecuadas, ponga gran empeño en enriquecer su vocabulario.
COMO EXPRESARSE CON FLUIDEZ Cuando encuentre palabras que no conozca en revistas y libros, marque las, averigüe su significado y empiece a usarlas. Practique la lectura en voz alta por lo menos de cinco a diez minutos diarios. Prepare a conciencia las asignaciones de lectura. Fíjese bien en los grupos de palabras que transmiten ideas completas. Trate de captar el hilo del pensamiento. En la conversación cotidiana, aprenda a pensar primero en las ideas y luego expresarlas en oraciones completas.
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