Julio Cortázar (1914-1984)
Escritor argentino y una de
las grandes figuras de la literatura hispanoamericana. Emparentado con Borges como inteligentísimo cultivador
del cuento fantástico, los relatos breves de Cortázar se apartaron sin embargo
de la alegoría metafísica para indagar en las facetas inquietantes y
enigmáticas de lo cotidiano, en una búsqueda de la autenticidad y del sentido
profundo de lo real que halló siempre lejos del encorsetamiento de las
creencias, patrones y rutinas establecidas. Su afán renovador se manifiesta
sobre todo en el estilo y en la subversión de los géneros que se verifica en
muchos de sus libros, de entre los cuales la novela Rayuela (1963), con sus dos posibles órdenes
de lectura, sobresale como su obra maestra.
La obra de Julio Cortázar
La literatura de Cortázar
parte de un cuestionamiento vital, cercano a los planteamientos
existencialistas en la medida en que puede caracterizarse como una búsqueda de
la autenticidad, del sentido profundo de la vida y del mundo. Tal temática se
expresó en ocasiones en obras de marcado carácter experimental, que lo
convierten en uno de los mayores innovadores de la lengua y la narrativa en
lengua castellana.
Como en Jorge Luis Borges,
sus relatos ahondan en lo fantástico, aunque sin abandonar por ello el
referente de la realidad cotidiana: de hecho, la aparición de lo fantástico en
la vida cotidiana muestra precisamente la abismal complejidad de lo
"real". Para Cortázar, la realidad inmediata significa una vía de
acceso a otros registros de lo real, donde la plenitud de la vida alcanza
múltiples formulaciones. De ahí que su narrativa constituya un permanente
cuestionamiento de la razón y de los esquemas convencionales de pensamiento.
En la obra de Cortázar, el
instinto, el azar, el goce de los sentidos, el humor y el juego terminan por
identificarse con la escritura, que es a su vez la formulación del existir en
el mundo. Las rupturas de los órdenes cronológico y espacial sacan al lector de
su punto de vista convencional, proponiéndole diferentes posibilidades de
participación, de modo que el acto de la lectura es llamado a completar el
universo narrativo. Tales propuestas alcanzaron sus más acabadas expresiones en
las novelas, especialmente en Rayuela, considerada una de las obras
fundamentales de la literatura de lengua castellana, y en sus relatos breves,
donde, pese a su originalísimo estilo y su dominio inigualable del ritmo
narrativo, se mantuvo más cercano a la convenciones del género. Cabe destacar,
entre otros muchos cuentos, Casa tomada o Las babas del
diablo, ambos llevados al cine, y El perseguidor, cuyo
protagonista evoca la figura del saxofonista negro Charlie Parker.
Los cuentos
En el ámbito del cuento,
Julio Cortázar es un exquisito cultivador del género fantástico, con una
singular capacidad para fusionar en sus relatos los mundos de la imaginación y
de lo cotidiano, obteniendo como resultado un producto altamente inquietante.
Ilustración de ello es, en Bestiario (1951), un cuento como
"Casa tomada", en el que una pareja de hermanos percibe cómo,
diariamente, su amplio caserón va siendo ocupado por presencias extrañas e
indefinibles que terminan provocando, primero, su confinamiento dentro de la
propia casa, y, más tarde, su expulsión definitiva.
Lo mismo podría decirse a
propósito de Las armas secretas (1959), entre cuyos cuentos
destaca "El perseguidor", que tiene por protagonista a un crítico de
jazz que ha escrito un libro sobre un célebre saxofonista borracho y
drogadicto. Cuando se dispone a preparar la segunda edición del mismo, Jonnhy,
el saxofonista, quiere exponerle sus opiniones acerca de su propia música y el
libro, pero, en realidad, no le cuenta nada; no parece que tenga nada profundo
que decir, como tampoco lo tiene el autor del libro, por lo que, muerto Jonnhy,
la segunda edición únicamente se diferencia de la primera por el añadido de una
necrológica.
En los cuentos de Final
del juego (1964), encontramos algunas de las descripciones más crueles
de Cortázar, como por ejemplo "Las ménades", una auténtica pesadilla;
pero también hay sátiras, como ocurre en "La banda", en el que su
protagonista, cansado del sistema imperante en su país (clara alusión al
peronismo), se destierra voluntariamente, como Cortázar hizo a París en 1951.
En "Axolotl", tras contemplar diaria y obsesivamente un ejemplar de
estos anfibios en un acuario, el narrador del cuento se ve convertido en uno
más de ellos, recuperando de tal manera el tema del viejo mito azteca.
De Todos los fuegos
el fuego (1966), compuesto por otros ocho relatos, hay que destacar
"La autopista del Sur", historia de un amor nacido durante un
embotellamiento, cuyos protagonistas, que no se han dicho sus nombres, son
arrastrados por la riada de vehículos cuando el atasco se deshace y no vuelven
ya nunca a encontrarse. Impresionante es asimismo el cuento que da título a la
colección, en el que se mezclan admirablemente una historia actual con otra
ocurrida cientos de años atrás.
En los también ocho cuentos
de Octaedro (1974), lo fantástico vuelve a mezclarse con la
vida de los hombres, casi siempre en el momento más inesperado de su
existencia. Más cercanas a lo cotidiano y abiertas a la normalidad son sus tres
últimas colecciones de relatos, Alguien que anda por ahí (1977), Queremos
tanto a Glenda y otros relatos (1980) y Deshoras (1982),
sin que por ello dejen de estar presentes los temas y motivos que caracterizan
su producción.
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