lunes, 19 de octubre de 2015

Literatura del siglo XX

SIGLO XX




Literatura del siglo XX


La literatura del siglo XX comprende las obras, los movimientos literarios y los autores del siglo XX. Es un siglo marcado por conflictos bélicos que sacudieron la conciencia de los escritores, la influencia de la tecnología (especialmente las artes audiovisuales como el cine y los medios de comunicación, incluso la radio, televisión, e Internet), la ruptura de los límites estrictos entre géneros, y el intercambio entre diferentes lenguas y culturas, que hacen que las obras muestren un grado de cosmopolitismo e influencias mestizas mucho mayor que en los siglos precedentes.

. Se extienden diversos premios literarios, entre los que destaca el Premio Nobel de Literatura por su prestigio internacional. La cantidad de lectores potenciales creció gracias a la ampliación de la educación básica y las campañas de alfabetización, resultando en un aumento sin precedentes de la disponibilidad de libros y otros formatos que también incluyen literatura, tales como revistas y periódicos.

Durante este periodo se desarrolla notablemente la teoría de la literatura, empezando por el formalismo ruso. Su influencia es perceptible en las creaciones contemporáneas, ya que actúan a modo de antigua preceptiva poética o de sanción de lo que debe cultivarse. La manifestación de los movimientos actúan en el mismo sentido.

LITERATURA  VICTORIANA


La literatura victoriana a aquella producida en el Reino Unido durante el reinado de Victoria 1837–1901. La denominada era victoriana constituye en la historia de Inglaterra y en la de Europa una etapa cultural importantísima.
Las características esenciales de aquella época son: una indiscutible preocupación por la decencia, con la consiguiente elevación del nivel moral; un creciente interés por las mejoras sociales y el despertar de un fuerte espíritu humanitario; cierta satisfacción derivada del incremento de riquezas, de la prosperidad nacional y del inmenso desarrollo industrial y científico; conciencia de la rectitud, y un sentido extraordinario del deber; indiscutible aceptación de la autoridad y de la ortodoxia; notable carencia de humor.






Poesía


Los poetas victorianos no reaccionan contra los representantes de la poesía romántica. Más bien se puede decir que siguen en la misma corriente. Pero, si aquéllos experimentaron, éstos pulen y perfeccionan; si aquéllos se dejaron arrebatar por su inspirado impulso, a veces genial, éstos se caracterizan por la armonía de su obra, por su mayor perfección estructural y penetración psicológica.

En la poesía de la época victoriana pueden distinguirse dos tendencias. La primera, más característicamente victoriana, está dominada por las figuras de Tennyson, de gran virtuosismo formal, y Browning, de marcado carácter psicologizante, y se interesa por la objetividad, el equilibrio y la precisión de las ideas. La segunda tendencia, la del movimiento prerrafaelita, presidido por Rossetti, tiende a una reacción idealista de ansiedades emotivas, busca el culto a la belleza, siente inclinación al ensueño y a la visión, combina la imaginación con la sensibilidad.



LA LITERATURA ALEMANA






Esta literatura, también llamada germánica, está ligada a los pueblos germánicos, de los que se sabe muy poco en relación con lo que se sabe de otros pueblos; lo poco que se sabe se conoce a través de la obra de Tácito Germania, del primer siglo; en esta obra se detallan unas costumbres semi-bárbaras (bárbaro = extranjero, término griego) que se reflejan en la literatura, es muy importante la lealtad al rey, incluso más que el amor familiar.
Esta obra es, además, muy importante porque en ella el autor proporciona datos sobre la literatura de la época: poesía belicosa, mezcla de héroes y dioses (a veces asimilados), politeísta y pagana.


PRIMITIVA LITERATURA GERMÁNICA

Parece ser que era una literatura solemne; debió ser muy rítmica y posiblemente oral y acompañada de música, estrechamente ligada al folclore, muy unida al pueblo. Solían utilizar palabras de sentido mágico-religioso.
Éstas eran obras cortas para que fueran fáciles de memorizar; se trataba de Stabreim o aliteración, repetición de sílabas acentuadas.


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