miércoles, 14 de octubre de 2015

RELACION DE MICHOACAN

SEGUNDA PARTE

 

SIGUESE LA HISTORIA COMO FUERON SEÑORES EL CAÇONÇI Y SUS ANTEPASADOS EN ESTA PROVINCIA DE MECHUACAN. DE LA JUSTICIA GENERAL QUE SE HACIA.

 







Había una fiesta llamada Equata cónsquaro que quiere decir de las flechas. Luego, el siguiente día después de la fiesta, hacíase justicia de los malhechores que habían sido rebeldes o desobedientes, y echábanlos a todos presos en una cárcel grande y había un carcelero diputado para guardallos. Y eran éstos los que cuatro veces habían dejado de traer leña para los fogones. Cuando el caçonçi enviaba mandamiento general por toda la Provincia que trujesen leña, quien la dejaba de traer le echaban preso.
Y eran éstos las espías de la guerra, los que no habían ido a la guerra o se volvían della sin licencia. Los malhechores; los médicos  que habían muerto alguno; las malas mujeres; los hechiceros; los que se iban de sus pueblos y andaban vagamundos; los que habían dejado perder las sementeras del caçonçi por no desherballas, que eran para las guerras; los que quebraban los maguéis y a los pacientes en el vicio contra natura.
A ctodos éstos echaban presos en aquella cárcel, que fuesen vecinos de la cibdad y de todos los otros pueblos, y a otros esclavos desobedientes que no querían servir a sus amos, y a los esclavos que dejaban de sacrificar en sus fiestas. A todos estos susodichos llamaban vázcata y, si cuatro veces habían hecho delitos, los sacrificaban.
Y cada día hacíen justicia de los malhechores, mas una hacíen general este dicho día, veinte días antes de la fiesta, hoy uno, mañana otro, hasta que se cumplían los veinte
días [borrado]. Y el marido que tomaba a su mujer con otro, les hendía las orejas a entrambos, a ella y al adúltero, en señal que los había tomado en adulterio. Y les quitaba las mantas y se venían a quejar y las mostraba al que tenía cargo de hacer justicia y era creído con aquella señal que traye. Si era hechicero, traían la cuenta de los que había hechizado y muercto; y si alguno había muercto, su pariente del muercto cortábale un dedo de la mano y traíale revuelcto en algodón y veníase a quejar. Si había arrancado el
maíz verde, uno a otro, traía de aquellas cañas para ser creídos. Y los ladrones, que dicen los médicos que habían visto los hurctos en un escudilla de agua o en un espejo. De todos
éstos se hacía justicia, la cual hacía el sacerdote mayor,  por mandado del caçonçi. Pues venido el día desta justicia general, veníe aquel Sacerdote mayor llamado petámuti, y componíese. Vestíase una camiseta llamada vcata tarárenguequa, negra, y poníese al cuello unas tenazillas de oro y una guirnalda de hilo en la cabeza, y un plumaje en un tranzado que tenía, como mujer, y una calabaza a las espaldas, engastonada en turquesas, y un bordón o lanza al hombro. Y iba al patio del caçonçi, ansí compuesto, con mucha gente de la cibdad y de los pueblos de la Provincia; y iba con él el gobernador del caçonçi. Y asentábase en su silleta, que ellos usan, y venían allí todos los que tenían oficios del caçonzi y todos sus mayordomos que tenían puestos sobre las sementeras de maíz y frísoles y ají y otras semillas, y el capitán general de la guerra, que lo era algunas veces aquel su gobernador, llamado angátacuri, y todos los caciques y todos los que se habían querellado. Y traían al patio todos los delicuentes, unos atadas las manos atrás, otros unas cañas al pescuezo. Y estaba en el patio muy gran número de gente y traían allí una porra y estaba allí el carcelero. Y como se asentase con su silla aquel Sacerdote mayor llamado petámuti, oye las causas de aquellos delincuentes desde por la mañana hasta medio día, y consideraba si era mentira lo que se decía de aquellos que estaban allí presos. Y si dos o tres veces hallaba que habían caído en aquellos pecados susodichos, perdonábalos y dábalos a sus parientes; y si eran cuatro veces, condenábalos a muerte. Y desta manera estaba oyendo causas todos aquellos veinte días, hasta el día que había de hacer justicia él y otro sacerdote que estaba en otra parte. Si era alguna cosa grande, remetíanlo al caçonçi y hacíanselo saber. Y como se llegase el día de la fiesta y estuviesen todos aquellos malhechores en el patio, con todos los caciques de la Provincia y principales y mucho gran número de gente, levantábase en pie aquel Sacerdote mayor y tomaba su bordón o lanza y contábales allí toda la historia de sus antepasados: cómo vinieron a esta Provincia y las guerras que tuvieron, el servicio de sus dioses; y duraba hasta la noche [borrado] que no comían ni bebían, él, ni ninguno de los que estaban en el patio. Y porque no engendre hastío, la repartiré en sus capítulos e iré declarando algunas sentencias, lo más al propio de su lengua y que se pueda entender. Esta historia sabía aquel Sacerdote mayor y enviaba otros sacerdotes menores por la Provincia, para que la dijesen por los pueblos, y dábanles mantas los caciques. Después de acabada de recontar se hacía justicia de todos aquellos malhechores. 

Diputar: Destinar o elegir una persona o cosa para alguna finalidad.

Fogón:  Sitio para hacer fuego en la cocina.

Escudilla: Vasilla ancha y de forma de media esfera.

Tranzado: Trenzado o conjunto de tres o más ramales que se entretejen cruzándose alternativamente, se hace con el cabello largo.

Engastonado: Engastar, embutir una cosa en otra.

Ají: Chile o pimiento.

Querella: Queja.

Porra: Maza, clava.

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