Los Purépechas y sus costumbres
ancestrales
Las
comunidades indígenas de Michoacán acostumbran sembrar maíz azul, morado y
blanco, junto con cultivos de calabaza y frijol, lo cual da sustentabilidad a
la siembra, ya que todos se complementan. El maíz es moneda, es reserva, para
intercambiarlo o venderlo por otros productos que necesita la familia. Si se
siembra frijol con maíz, se tiene asegurada la comida para todo el año.
En
la meseta purépecha, en la milpa, la mujer trabaja del lado del marido, junto
con los hijos y los nietos. Así, en la preparación de la tierra, la siembra, la
asegundada y la cosecha, la familia convive y se integra. Se come en la milpa
entre los surcos y muchas veces la mujer marca el ritmo del trabajo.
Tradicionalmente,
el atole de maíz forma parte de los momentos relevantes del ciclo de vida en la
región purépecha. Está presente en el nacimiento como alimento de la madre y se
obsequia en el bautismo; en la “fuga” de la novia y el “perdón”; se ofrece a
los padres de la “raptada”, y también forma parte de la fiesta de la boda.
Igualmente, se bebe atole como parte del evento ceremonial, donde se da nombramiento
de “cargueros” y no puede faltar en los velorios.
En
Michoacán, en bodas, bautizos y fiestas patronales se acostumbra dar de comer a
los invitados churipo, que es un caldo de res con chile rojo y corundas. Esta
es la comida de fiesta más tradicional, en la cañada de los 11 pueblos, una de
las tres regiones de la cultura purépecha en la entidad.
La
corunda más tradicional de la región es la que va rellena de frijoles, que en
purépecha se denominan jaguacatas .
En
cambio, en los funerales se acostumbra dar atapakua a los invitados, un
platillo consistente en mole rojo con queso, espesado con maíz morado o azul,
molido en metate; también puede llevar semilla de calabaza o chilacayote. De
igual forma, se acostumbra el xanducata, que es mole rojo con queso espesado
con masa y lleva carne.
No hay comentarios:
Publicar un comentario