jueves, 15 de octubre de 2015

UN NUEVO OBISPO PARA APATZINGÁN


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AMARILLO Y BLANCO
(Con el permiso de mi paisana Elaine, publico algo que sucedió en su pueblo visto con mis pecadores ojos)

Amarillo y blanco, amarillo y blanco, por doquier amarillo y blanco… aquí llegó aquella que atropelló el invierno. Hace tiempo pasó el verano y no se ha visto a la de trajes gélidos, ingrata, ella nunca pasa por aquí, cuando mucho envía algún representante, o algún joven e inexperto mensajero… ¿acaso florecieron las primaveras? ¿La lluvia de oro se cubrió desde los tallos? No, no es aún la venerable señora de dorados y coloridos trajes pero aquí, aquí hoy todo es diferente se percibe entre las calles, se escucha y respira en el ambiente: los niños que a estas alturas deambulan como duendecillos escurridizos a la mirada de sus padres, jugando a sus chances, las canicas, los trompos o las tantas travesuras y el maldecir que les enseñaron los mayores, ellos que acostumbran el reflejo del sol en sus espaldas, los pies chorreados y los vientres desnudos, ahora lavaron sus piernas, calzaron sus pies, perfumaron su ropa y navegaron con el peine, engalanaron con la sonrisa alegre su rostro y vistieron sus cuerpos con pudor, igual hicieron los grandes que inundaron los vientos con sus esencias que se fundían al compás de las notas del arpa, la vihuela, el violín y la guitarra de golpe que percutidos por potentes altavoces acompañaban la espera gozosa de aquel pueblo paciente. Hay fiesta en el pueblo. Hoy llega un hombre muy grande y poderoso, es un amigo del Pastor y el Pastor se manifiesta en él mismo; es un mensajero de Dios y Dios se manifiesta en él… es tan grande y poderoso que para serlo desea conducirse muy humilde para poder ser, de todos, el más pequeño. Eso no lo entienden los niños, para ellos es suficiente el saber que hoy llega alguien muy importante, su obispo en la persona del padre Cristóbal Ascencio García, así lo nombraban por el sonido ubicado bajo la sombra de un frondoso trueno, a la salida de la capilla de Cristo Rey, en las entrañas del pueblo de Nueva Italia. “agiten todos sus banderas para darle la bienvenida a nuestro Sr. Obispo Cristóbal Ascencio García”, y agitaban todos sus banderas amarillo y blanco.

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