SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ
Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y
a los ocho escribió su primera loa. En 1659 se trasladó con su familia a la
capital mexicana. Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama
de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo.
Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva
España por su erudición, su viva inteligencia y su habilidad versificadora.
Pese a la fama de que gozaba, en 1667 ingresó en un convento
de las carmelitas descalzas de México y permaneció en él cuatro meses, al cabo
de los cuales lo abandonó por problemas de salud. Dos años más tarde entró en
un convento de la Orden de San Jerónimo, esta vez definitivamente. Dada su
escasa vocación religiosa, parece que Sor Juana Inés de la Cruz prefirió el
convento al matrimonio para seguir gozando de sus aficiones intelectuales:
«Vivir sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad
de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis
libros», escribió.
Su celda se convirtió en punto de reunión de poetas e
intelectuales, como Carlos de Sigüenza y Góngora, pariente y admirador del
poeta cordobés Luis de Góngora (cuya obra introdujo en el virreinato), y
también del nuevo virrey, Tomás Antonio de la Cerda, marqués de la Laguna, y de
su esposa, Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes, con quien le unió una
profunda amistad. En su celda también llevó a cabo experimentos científicos,
reunió una nutrida biblioteca, compuso obras musicales y escribió una extensa
obra que abarcó diferentes géneros, desde la poesía y el teatro (en los que se
aprecia, respectivamente, la influencia de Luis de Góngora y Calderón de la
Barca), hasta opúsculos filosóficos y estudios musicales.
Perdida gran parte de esta obra, entre los escritos en prosa
que se han conservado cabe señalar la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. El
obispo de Puebla, Manuel Fernández de la Cruz, había publicado en 1690 una obra
de Sor Juana Inés, la Carta athenagórica, en la que la religiosa hacía una dura
crítica al «sermón del Mandato» del jesuita portugués António Vieira sobre las
«finezas de Cristo». Pero el obispo había añadido a la obra una «Carta de Sor
Filotea de la Cruz», es decir, un texto escrito por él mismo bajo ese
pseudónimo en el que, aun reconociendo el talento de Sor Juana Inés, le
recomendaba que se dedicara a la vida monástica, más acorde con su condición de
monja y mujer, antes que a la reflexión teológica, ejercicio reservado a los
hombres.
En la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (es decir, al
obispo de Puebla), Sor Juana Inés de la Cruz da cuenta de su vida y reivindica
el derecho de las mujeres al aprendizaje, pues el conocimiento «no sólo les es
lícito, sino muy provechoso». La Respuesta es además una bella muestra de su
prosa y contiene abundantes datos biográficos, a través de los cuales podemos
concretar muchos rasgos psicológicos de la ilustre religiosa. Pero, a pesar de
la contundencia de su réplica, la crítica del obispo de Puebla la afectó
profundamente; tanto que, poco después, Sor Juana Inés de la Cruz vendió su
biblioteca y todo cuanto poseía, destinó lo obtenido a beneficencia y se
consagró por completo a la vida religiosa.
FRASES DE SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ
- Hay que saber ser profundo con claridad, y no con palabras oscuras
- Nada diré que sea mentira; iré sobre la claridad, como una espiga al viento, hacia la eternidad.
- Al que trato de amor, hallo diamante y soy diamante al que de amor me trata
- Teniendo por mejor en mis verdades consumir vanidades de la vida que consumir la vida en vanidades.
- Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis
- Siempre tan necios andáis que, con desigual nivel, a una culpáis por cruel y a otra por fácil culpáis
- Para todo se halla prueba y razón en qué fundarlo; y no hay razón para nada, de haber razón para tanto.
- ¿En qué te ofendo, cuando sólo intento poner bellezas en mi entendimiento y no mi entendimiento en las bellezas?
- Todo el mundo es opiniones de pareceres tan varios, que lo que el uno que es negro el otro prueba que es blanco
- ¿Qué humor puede ser más raro que el que, falto de consejo, él mismo empaña el espejo, y siente que no esté claro?
digna admiración
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