El silencio....
La noche vuelve a caer,
el sol no esta.
Un poco de desesperación y miedo,
he buscado una salida a todo esto pero no la veo.
Tal vez no hay esa salida,
tengo sed y no hay agua para calmarme.
Me mintieron, me dijeron que encontraría agua
y no es verdad. Yo sigo teniendo mucha sed, cada vez más.
Busqué y busqué, creía que lo bueno vendría y no es así,
no se que pensar.
Me pregunto yo, ¿Acaso podre saciar esta sed? ¿Los demás también tienen sed?
No escucho, hay un silencio tremendo,
sólo escucho al viento, los ruidos de la ciudad y
una bola de bocas locas.
Mi sed cada vez es más grande, ya no se que hacer,
tengo más desesperación...
Busco de nuevo y no encuentro nada.
Creo que moriré de sed.
Sigo creyendo que lo malo acaba, que todo es mejor.
Pero no es así.
Gritó con las pocas fuerzas que me quedan y casi muero,
a gritos digo que tengo sed.
Nadie me escucha. Todos me ven como un ser raro y extraño
¿Será malo esto?
Y si todos tenemos esa sed ¿Por qué no todos buscamos como saciarnos?
No entiendo esto. Pero seguiré buscando
hasta lo más alto, lo más bajo, lo profundo, lo alejado,
lo desconocido y lo extraño.
Vendré y traeré justicia.
Hasta entonces saciaré mi sed y la de los que se unan
a pedir agua.
El silencio se romperá y se escuchará
ruido en todas partes, pero no cualquier ruido.
José Amezcua
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