Los sacrificios conformaban parte de
los rituales dentro de la concepción religiosa de los aztecas. En los anales se
informa de los miles de victimas que eran ofrecidas al Sol, para que este no
dejara de salir y no falleciera. Miles de corazones extraídos del pecho de cada victima
conformaban la culminación de la ceremonia. El sacrificio era una noción cotidiana
dentro al interior de la sociedad azteca. La apreciación de tal evento, se
debe a dos fines: “por una parte, porque
constituía el punto central de las ceremonias que absorbían totalmente a la
población, por otra, porque los particulares tenían también, el derecho de
inmolara hombres por su propia cuenta”. Lo anterior clarifica
absolutamente el hecho de que el sacrificio sostenía a la religión azteca, era
una visión que unificaba la creencia de toda la población, la cual asumía que
necesario ofrecer la sangre al Sol. Por el otro lado, apreciamos que si un
particular tenía el poder de llevar a cabo inmolaciones se debía a su clase o élite, puesto que las victimas
de los sacrificios eran esclavos, y lo eran, no sólo por pertenecer a una clase
económica miserable, puesto que, aquel que tenía riquezas podía perderlo todo.
De modo, que hablamos de un poder político; del hecho de poder influir en las
importantes decisiones de estado, máxima institución donde se relacionan
estrechamente las religión y la política. De modo, que encontramos que los
aztecas llevaban a cabo innumerables ceremonias cuando celebraban las fiestas
marcadas en su calendario (un año estaba conformado por 18 meses). Esos
rituales solían ser, según los testimonios, verdaderas “carnicerías”.
Es por este ámbito de barbarie
manejado por los aztecas, que Séjourné no deja de cuestionarse si realmente la
existencia de la espiritualidad podía ser posible. Vamos, la dicotomía es
evidente, por un lado encontramos, que los aztecas vivían en base a una moral
religiosa llegando al ámbito más espiritual que les permitía. Pero la
contraparte, es que justamente en nombre de esa espiritualidad eran capaces de
realizar rituales sangrientos; se convertían en perpetradores de un crimen en
nombre de los dioses. El asunto es que la contradicción en innegable. Es
sumamente complicado comprender como una moral tan estricta y compleja, pudo
autorizar los sacrificios, contradiciendo sus propios principios de amor y gran
respeto a la vida.
Y VER COMO ERA LA IGNORANCIA DE LOS ANTEPASADOS! COMO NO SENTIR FEO SACRIFICAR A UNA PERSONA DE FORMA SANGRIENTA! PERO BUENO, ASÍ ERA EN AQUEL TIEMPO!
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