Estos profundos cambios no implicaron que la Iglesia perdiera su gran poder.
Así, podemos distinguir dos etapas bien diferenciadas en el Renacimiento
español:
1. La primera mitad del siglo XVI, bajo el reinado de Carlos I. Se caracteriza
por ser una etapa de modernidad y apertura a Europa. Un momento de gran
desarrollo cultural en el que llegan a España las nuevas corrientes culturales y
de pensamiento que florecían en Europa.
2. La segunda mitad del siglo XVI, bajo el reinado de Felipe II. La iglesia ve
con peligro la Reforma protestante que se estaba llevando a cabo en Europa y
contraataca con la denominada Contrarreforma. Así, se rechazan las
transformaciones realizadas en la etapa anterior y se vuelve a la religiosidad y
a los valores tradicionales. Es en esta etapa cuando surge la Inquisición y
comienzan a perseguirse los libros, pensamientos y personas que se
consideraban “peligrosos” para la religión. Empieza también la persecución de
los “impuros de sangre”.
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