FUNCIÓN APELATIVA Y EMOTIVA
En bloques anteriores nos dimos cuenta de que el lenguaje cumple diferentes funciones de acuerdo con las necesidades e intenciones de los hablantes y que difícilmente se encuentran aisladas, pues en los distintos procesos de comunicación que se dan cotidianamente se mezclan dos o más, sin embargo, siempre hay una que prevalece. Vamos a recordarlas:
· Referencial: es propia de los textos expositivos. Se hace presente cuando se da una información que no se debe prestar a confusiones, por ejemplo:
Las lenguas cambian de continuo, y lo hacen de modo especial en su componente léxico. Por ello los diccionarios nunca están terminados: son una obra viva que se esfuerza en reflejar la evolución registrando nuevas formas y atendiendo a las mutaciones de significado.
· Metalingüística: se llama así la función que se refiere al estudio de la propia lengua, por ejemplo, cuando estudiamos las palabras homófonas, antónimas, sinónimas, etc., cuando consultamos un diccionario o cuando analizamos las partes de una oración. Ejemplo:
· Fática: se refiere a las expresiones en las que no hay una comunicación amplia, sino que ponen en contacto de manera breve por determinadas necesidades al enunciador y al enunciatario, entre ellas encontramos las siguientes: hola, adiós, ¿cuál es el precio del pantalón?
· Poética o literaria: la encontramos en los textos o manifestaciones verbales cuya principal intención es dejar al descubierto las emociones personales y provocar las mismas en el enunciatario.
Es propia de los poemas, las canciones y todas aquellas expresiones en las que para el enunciador es más importante la belleza con que se comunica que el mensaje mismo. Ejemplo:
«soy el cantor de América autóctono y salvaje:
Mi lira tiene un alma, mi canto un ideal.
Mi verso no se mece colgado de un ramaje con
Vaivén pausado de hamaca tropical…»
Función apelativa o conativa
Se centra en el receptor o enunciatario, se hace uso de ella cuando el objetivo es provocar un efecto en él, ya sea mediante una respuesta oral, una reacción inmediata o un cambio de mentalidad, por lo que es propia de las relaciones cotidianas e importantes en la publicidad, los discursos políticos, las arengas religiosas y los mensajes con los que se pretende convencer a una persona o a toda una sociedad sobre la pertinencia de un cambio de mentalidad o de conducta. Sus recursos lingüísticos son las oraciones interrogativas e imperativas, así como los vocativos y las expresiones con mensajes a veces subliminales de convencimiento. Esta función también se denomina conativa o persuasiva. Ejemplo:
Para que las generaciones posteriores tengan agua suficiente para conservar la vida, es necesario que todos cuidemos este importante recurso, evitando el desperdicio y la contaminación.
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