MUERTE: RAZÓN Y FE
Pbro. Homero Fernández B.
“La paz estés con ustedes”
(Jn. 20, 19)
Ruidos del recuerdo en
silencioso caverno por las sienes de Abel; luz en tiniebla que torna oscura la
mirada de órbitas perdidas del fratricida invidente; Adamhá polvoriento que en memoria
triste lo prístino añora la negación abrazando. Macpela de Efrón orgullosa de
insigne huésped, quien fuera padre de la mejor simiente, figura oculta en el
tiempo de su vientre. Pregoneros en tumbas, mausoleos de los reyes; arrobados
en mitos, extraviados insepultos… y las mujeres descubren la riqueza del
Sepulcro.
“La paz esté con ustedes”, saludaba. No le conocían, acaso era
diferente. Pero en su voz y lo que ésta producía en sus corazones incinerantes,
no cabía duda, le conocieron es el Señor que venció la muerte. Y en su cuerpo
glorioso, resucitado ofreció una semilla mejor y perenne. La paz llegó porque así se ofrece para todos,
la vida de una vez y para siempre.
La materia de formas se robustece y llega a ser lo que en la realidad
es, forma vital y forma inerte. Todo, aunque no siempre vive, al menos existe.
El hombre es la unidad de forma vital y material, pero una forma espiritual y
no sólo sensitiva o vegetativa en lo más degradante. Aún cuando se confunde con
este mundo en su materia, con su espíritu asoma a lo trascendente. ¡Qué obra
tan maravillosa!, ¡qué hacedor se gozó de forma tan sorprendente…! y tener que
probar el sueño donde ya el recuerdo no se tiene presente. Cuando el hombre
muere, muere todo y aquí en la tierra eternamente.
“Yo te lo ordeno, levántate”. Que dicha escuchar la voz, cuando todo ha
concluido en el mundo ingente. Tomar un cuerpo glorioso cuando ya no parecía
que la vida pudiera parecer más perfecta y se pensaba en lo degradante. De la
mano del Hijo, ante el Padre estar presente, el Aliento de Dios por sangre y la
Madre del Verbo palpitante. Jamás se volverá al dolor, jamás se volverá a la
muerte.
Han sido fuertes los oleajes que azotan a la Barca, vientos Huracanados,
ciclones tempestantes. Sus riquezas arroja a las profundidades, ni los
tiburones con sus rémoras les comen con sus afilados dientes. Los cachalotes
parecieran marinos chacales, tan estridente es su risa que se mofan de la que
presumía su timonel que apacienta las tempestades. Proclamar que no todos
probamos la dicha de un cuerpo glorioso, que la gloria se acoge sin probar la
muerte, un vientre agraciado es tan valioso como su fruto resucitado. ¿Acaso la
madre no sigue enloquecida los pasos del extraviado hijo? Y, el hijo que ofrece con entereza a todos el
camino ¿no deja que la madre descubra de sus complacencias? La que con tanto
dolor padeció al ser madre discípula, ¿no podría compartir con su hijo y
disfrutar del cáliz de la vida? Caminos inescrutables.
¡Qué dicha de comunes mortales!, probar del sueño, escuchar la voz y, con
un cuerpo glorioso, disfrutar la vida de los inmortales.
“La paz esté con ustedes”.
ALGO DE RELIGIÓN NO NOS VIENE TAN MAL. ADEMÁS, YA SE APROXIMA EL DÍA DE LOS MUERTOS Y ES BUENO HACERSE LA PREGUNTA SOBRE LO QUE ACONTECE. Saludos. Homero.
ResponderEliminarHe escuchado que el cuerpo es materia cuando se muere será verdad o una pronta vida después de la muerte.
ResponderEliminarMuchos conocidos en ocaciones experimentaron el desprendimiento del alma o es el cuerpo muriéndose no entiendo esa parte, pero ellos experimentaron una tranquilidad que dicen jamás sentir después.
Pregunta*
ResponderEliminarPaisana, cuando una persona muere muere toda la persona. Nada queda de ella. Su unidad e identidad personal se acaba. Eso es lo grandioso de la obra de Dios en la Resurrección, sólo el sabe cómo será eso pero te resucitará a tí con tu unidad e identidad porque será tú y no otra persona.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSobre lo que experimentan las personas como desprendimiento eso es muy subjetivo. Al hombre se le entiende como unidad (ser humano) y no como dualidad (alma y cuerpo) El ser humano no se compone de dosprincipios que, de hecho, serían como el agua y el aceite: material y espiritual, unidos sabe Dios por qué artilugio, eso no es el hombre, el ser humano nace, muere y resucita con una identidad propia, aunque pueda adquirir cualidades diferentes. Por eso a nadie se le puede salir el alma y ni pueden existir espíritus vagando sin su cuerpo, porque al sentirlos, sensiblemente se entiende, ya no serían espiritus.
ResponderEliminar