EL INDIVIDUALISMO.
Derivándose de la concepción del YO que hemos visto en el apartado anterior,
el hombre romántico pensó que la realidad auténtica no estaba fuera del ser humano,
sino en su propio espíritu, siendo una realidad no perceptible por los sentidos. De aquí
arranca el culto al YO individual que llegaría a caer en el egocentrismo.
El romántico pensará que el arte es una forma de conocimiento, y el artista, un
"descubridor" favorecido por un don sobrenatural que le hace ser capaz de ver en su
interior y poder comunicar a los demás mortales lo que ellos no pueden contemplar.
El individualismo romántico fomentó también la exaltación de los sentimientos,
la tendencia a abandonarse en las emociones violentas o suaves.
LA BÚSQUEDA DEL ABSOLUTO.
Como consecuencia de la sobrevaloración del YO, el artista romántico se
debatirá entre dos polos opuestos. Por un lado, el deseo de alcanzar el Absoluto, es
decir, lo eterno; pero por otra parte se encontrará con la imposibilidad de transcender
lo puramente material y finito, la realidad.
El mundo de lo desconocido ejerció sobre los románticos una enorme
atracción; pero entre ese desconocido ideal y el hombre se interpone la realidad. El
artista tenderá entonces a proyectar sobre esa realidad su propio YO y, por tanto, la
idealizará. El resultado de este proceso fue, casi siempre, en desencanto y la
frustración, resultado que originará lo que se ha llamado el "mal del siglo", una
especie de sentimentalismo enfermizo que llegó a ponerse de moda.
Otra respuesta del artista romántico frente al problema de la realidad fue una
especie de amarga ironía que, en verdad no es más que otro mecanismo de distanciamiento,
otra forma de huir.
EL SENTIMIENTO DE REBELDÍA Y LIBERTAD.
La insatisfacción ante la realidad engendra también la rebeldía contra lo
establecido. Como consecuencia de este sentimiento de rebeldía, los artistas del
Romanticismo querrán verse reflejados en una serie de personajes que son símbolos
o ejemplos máximos de esa rebeldía contra lo establecido:
a/ Prometeo, que representa el levantamiento del hombre contra su
propio destino y contra los dioses que le crearon (Frankestein).
b/ Satanás, el ángel caído que desafía a Dios y se burla de lo
sagrado (Don Alvaro, Don Félix el estudiante de Salamanca).
c/ Caín, que representa la rebeldía contra Dios y contra todo lo que
es considerado "bueno".
d/ Don Juan, buscador del Absoluto a través del amor.
El sentimiento de libertad personal también es producto de la nueva concepción
del YO, y los románticos considerarán la libertad personal de cada individuo como
el principal valor de la condición humana. En el terreno sociopolítico, este sentimiento
se identificará con el liberalismo; mientras que en el terreno de la crítica literaria se
manifiesta en la abolición de la rigidez de las normas neoclásicas y en la defensa de
la libertad del autor frente a los preceptos.
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