lunes, 19 de octubre de 2015

EDUCACIÓN INTERCULTURAL


¿Qué podríamos entender por educación intercultural? ¿Acaso es un enfoque que se ha  puesto de moda en las últimas décadas y que será pasajero? Sin lugar a dudas, la educación ha cambiado y evolucionado de tal manera que no puede ser considerada como una empresa fácil. Por lo que no parece necesario revisar algunos términos para poder responder a la pregunta primera.  La educación debe basarse en cuatro pilares, según un Informe de la UNESCO: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Estos fundamentos pueden impulsarse si nos colocamos ante la idea de una concepción amplia e incluyente de la educación en relación directa con el entorno político y sociocultural. La idea incluye redefiniciones de conceptos muy específicos.


La migración es un fenómeno social que ha puesto en cuestión el modelo de la sociedad tradicional que se fundamenta en la uniformidad y tiene problemas para enfrentar el hecho de la diversidad. El mundo actual se conforma de sociedades multiculturales, puesto que las sociedades se han construido en base en el mestizaje y es llevado a cabo por personas, hombre y mujeres con elementos culturales diversos tales como concepciones artísticas, religiosas y morales. Las cuáles se mezclan y fusionan para conformar nuevas visiones. Dichos elementos no debemos verlos como problemáticos, al contrario, son elementos positivos que permiten el reconocimiento de la cultura propia y los nuevos elementos; pero con estos últimos es que podemos comprender a la alteridad y apreciar la cultura propia, la cual logra ser respetuosa e incluyente, siempre y cuando aceptemos que la migración es un fenómeno conveniente.


La cultura etimológicamente significa cultivar y la encontramos en los rasgos espirituales, intelectuales y emocionales que nos definen como una sociedad. Lo anterior se transmite de generación en generación por medio del aprendizaje. De modo que las tradiciones, normas, mitos, valores, formas de vida, son la construcción de un grupo social que se aprende y se transmite. La cultura es la construcción permanente, no está acabada; no es un todo. Responde a procesos de construcción y reconstrucción permanentes. La cultura es el filtro por el cual apreciamos la realidad y la interpretamos, pero no significa que nos devele la verdad. Por lo que debemos estar abiertos a las otras culturas que tienen la misma validez; serán diferentes o tal vez opuestas, pero no por ello, menos valiosas.


La educación es el instrumento que nos permite valorar y respetar la diversidad cultural. Es el centro vital de nuestra sociedad, ya que con ella podemos reafirmarnos como personas y como grupos sociales. Ahora bien, la educación intercultural debe basarse en el diálogo entre culturas. Dicho diálogo debe fomentar la apertura, la reciprocidad, la crítica y la autocrítica. El objetivo es que mediante dicho diálogo logren integrarse, es concebir al Yo y al Otro como motores de la educación intercultural. De modo que debemos promover y plantear una idea en donde la diferencia, la diversidad y pluriculturalidad cultural sea la directriz de la educación que trascienda las aulas y que repercuta poderosamente en el ámbito social. Esto es, que la teoría vaya hasta la práctica. Debemos evitar que la asimilación, la segregación y el balcanización cultural surjan entre la mencionada propuesta educativa. Tampoco debemos caer en reduccionismos, pensando que la educación intercultural debe ir enfocada solamente a las minorías étnicas. Debe enfocarse entonces a construir la identidad propia y apreciar la alteridad.
                De tal manera, que la educación intercultural debe buscar promover la interacción personal entre hombres y mujeres de culturas diversas, siendo así, el enfoque global y reformador que lleva en sí misma la educación. Sabemos que no todo será pacifico, es decir, que habrá enfrentamientos y tensiones, pensando que una cultura debe ceder más o menos, pero si desde un inicio el diálogo con miras a la apertura, tolerancia y respeto, se establecen como los elementos clave para discutir la conveniencia de la fundamentación de una sociedad intercultural, será más fácil derribar los prejuicios e impulsar las competencias y habilidades interculturales, esto es, la combinación de capacidades específicas para ayudar a formar a los ciudadanos. Adquirir actitudes positivas respecto a la diversidad cultural, potenciar las habilidades comunicativas verbales y no verbales parar comunicarse en diversos contextos, así como desarrollar la capacidad de comprender la propia cultura desde la acción y la reflexión.


Con lo anterior, podemos darnos cuenta que depende de cada uno de nosotros debemos favores e impulsar un clima de respeto y promover los valores ya sea en el ámbito laboral, escolar y social. Sin olvidar que en tanto que educadores o en vías de serlo, la capacidad crítica, analítica y comprensiva ante la diversidad cultural, reconociendo que somos un conjunto de alteridades conviviendo en un espacio social y geográfico que  se enriquece constantemente. Pero lo más importante no es olvidar que dicha alteridad está conformada por personas que merecer ser tratadas con dignidad y respeto, con las que interactuamos constantemente y nos permiten ser. 

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