lunes, 19 de octubre de 2015

EDUCAR PARA UNA NUEVA SOCIEDAD

Pasan los siglos, dejando en su carrera,
monumentos de rosas y derrotas
y páginas de sol y soledades;
pero tu amor me habita, me derrumba
sobre un planeta lleno de coronas azules.[1]
           
La educación actualmente es todo un reto debido a los distintos factores que conforman la geografía mexicana. El primero, es la raíz histórica que ha conformado la historia y la cultura mexicana. Pasando por la culturas prehispánicas, la Colonización, la Independencia, la Revolución y la Época Contemporánea. Y es justo durante la Colonización en donde México fusiona sus tradiciones y creencias para conformar una nueva visión: la moral y espiritualismo basados en el catolicismo. El segundo factor está en relación directa con la forma en que la sociedad se comunica. Los avances tecnológicos, específicamente el internet. La juventud, sobre todo ha integrado a su vida diaria el internet como un medio de comunicación primordial, que no siempre se usan con un fin educativo, sino de distracción y un mal uso. Además de la fuerte influencia de los medios de la comunicación sobre el criterio de cada persona que es receptor de sus mensajes y que la mayoría de las veces distorsiona intencionalmente la realidad, según los intereses convenientes. El tercer factor es  la condición económica del país: el desempleo, la pobreza y la inequidad. Siendo estos últimos los elementos más decisivos para los procesos educativos. Las diferentes crisis económicas a nivel mundial han repercutido en la economía nacional aunada a las malas administraciones que han conformado las peores condiciones de vida experimentadas en el país. Los pobres cada vez son más y los ricos  son un grupo minoritario poseedor de la mayor parte de las riquezas del país. Ante esto, es la educación el elemento más afectado, puesto que no existen las condiciones necesarias para que toda la población pueda acceder a ella.


           

            Ahora bien, las instituciones educativas no son las únicas responsables de educar individuos y hacerlos hombres de bien. En los últimos años, esta idea se ha generalizado y los padres se han desligado de su responsabilidad. Para poder tener éxito en la formación de jóvenes es necesaria la intervención de la familia. Los valores siempre conformaran sustancialmente a cada hombre en el mundo. No importa que tan “moderna” sea nuestra realidad. El bien y el mal no tienen caducidad, de tal modo que las bases primeras son otorgadas desde que venimos al mundo y nos son dadas por nuestros padres.




              Así, el maestro debe ser una persona con convicción y no por obligación. Él no sólo debe enfocarse en trasmitir una serie de conocimientos duros, sino debe además, orientar al educando hacia una visión que le permita acceder a la verdad y a el amor al prójimo. La tarea del maestro y el de la sociedad no es fácil, pero deben reformarse los métodos educativos anacrónicos. El replanteamiento de una reforma educativa deber ser al corazón de la pedagogía en todos los niveles. No sólo se deben reformar las escuelas a donde asisten los educandos, también donde se forman los futuros maestros.
            La nueva educación debe partir de formar a personas, no a individuos que sean útiles. Para ello se requiere de una educación integral, es decir, que cultive el aspecto del saber, la moral y el espíritu. Los valores más importantes son la verdad, el amor y la justicia. Con ellos será posible conquistar la paz en un ambiente de libertad y tolerancia. Para ello es necesario el acompañamiento de la familia, pues son los padres quienes tienen que iniciar esa gran tarea para que posteriormente se refuercen en las instituciones educativas. Lo deseable es que dichos elementos en su combinación estén disponibles para todos.
             

[1] Martinez Ocaranza, Ramón, “Poesía Reunida 1941-1968”, Morelia, Michoacán, 2009, p. 75.

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