A partir del siglo XII apareció una poesía lírica de tema amoroso y separada del
asunto religioso. Sus orígenes se ubican en la región sur de Francia – Provenza-, por
lo cual se habla de poesía provenzal.
Esta lírica tuvo un origen culto, era acompañada de música y se alejó de las
formas populares que habían difundido los juglares.
Era cantada por poetas
profesionales (trovadores) en la lengua vernácula de oc, que se hablaba en la
Provenza. Sin embargo, no se limitó exclusivamente a esa área geográfica, sino que
siguió desarrollándose en el resto de Europa.
Los trovadores (en Alemania llamados minnesänger) fueron muy respetados
tanto por los señores y damas que les recibían en sus castillos como por el público
común.
En su gran mayoría fueron hombres, aunque también se conoce la labor de
varias mujeres trovadoras: Beatriz de Dia, María de Ventadour, Bieiris de Romans,
Azalais de Altiers, Castalloza, Alais, Iselda, Carenza, Hildegarda de Bingen y Beatriz
de Nazaret…además de otras cuyos nombres se han perdido.
Los trovadores provenían de estamentos nobles y contaban con una importante
cultura que les permitió elaborar los textos y la música en un estilo refinado, difícil y
sujeto a técnicas muy rigurosas de composición.
La soledad (por la ausencia continua del esposo a causa de las guerras) y el
desamor (los matrimonios eran alianzas políticas) propiciaron que las damas se
rodearan en sus castillos de poetas que cantaban a su servicio sobre el tema que más
les interesaba: el amor. De esta manera, surgió un nuevo modelo poético del amor: el
amor cortés o gentil.
En esta poesía se idealizó la figura femenina. La mujer era vista como alguien
inalcanzable, adúltera en sus relaciones y que exigía una entrega absoluta por parte
del amante. Éste se sometía devota y completamente a la dama, a cambio de la
esperanza (muchas veces realizada) de recibir de ella el favor de amarlo.
En este sentido, la relación entre el enamorado y su amada reproducía el mismo
esquema que se establecía socialmente entre el señor feudal y sus vasallos.
Originalmente, los trovadores cantaban sus poemas en la corte y a menudo
celebraban competiciones o torneos musicales; aunque muchas veces pagaban a
juglares para interpretar sus obras. Además del tema amoroso, también escribieron
sobre caballería, religión, política, guerra, la muerte y la naturaleza. Sus formas de
versificación eran la cansón (por lo general de amor cortés), la tensón (diálogos o
debates), el serventesio (canción satírica), el planto (canto fúnebre o de lamentación
por una pérdida), la serena (canción nocturna) y el alba (canción matinal).
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