Cierro
los ojos y miro los suyos; miro esas
hermosas pupilas de ámbar tan claras, tan amplias. Tan atentas cuando le hablo
y sabe que le observo. Desde ellas logra hacer que mi estómago se contraiga, la
respiración aumente, mi cuerpo comience a transpirar y yo no quiera más que
refugiarme en su cuello para esconderme de usted pero sin alejarme. Y cuando eso pasa, es imposible resistirme a su
aroma que me deja atrapada entre sus brazos e inevitablemente, debo besar sus
labios, los cuales siempre enmarcan esa
sonrisa que me hace saber que a su lado todo va bien y me recuerdan porqué
confío en vos.
Sabe,
en reiteradas ocasiones le he dicho lo ambiciosa que suelo ser en cuanto al
amor. Cuando lo conocí creí que sería un buen amigo con quien podría charlar de
todo. Pero cuando los encuentros se volvieron más frecuentes supe que había
algo en usted que haría que yo lo necesitase sin dudarlo. Y con cierto temor
decidí creer en vos; querer a vos. Así como también he tenido la convicción
fiel de la incorruptibilidad; no busco otra cosa sino ser la mejor mujer (y
para nada busco ser “la mejor mujer”) para vos; sin traicionarme ni un poquito
ni comprometer mis convicciones. Con su
presencia en mi vida, volví a creer en
muchas cosas que ya había olvidado o que consideraba extintas. Recuerdo cuando
ambos coincidimos en que buscábamos una
pareja que nos aportara y enriqueciera;
y pasar gratos momentos. Considero que todo eso
‘lo hemos construido desde cero ‘.
Y
aunque, nada está escrito y parece que la condena del amor, es tener una
especie de augurio en el ámbito de la caducidad desde el mismo momento en que dos
personas deciden comenzar un proyecto juntos, y se hagan afirmaciones como “que
dure lo que tenga que durar”, he de confesarle que soy una soñadora, romántica
incorregible y pienso que lo que se edifica de la manera más sincera y
comprometida, puede llegar a sobrepasar los límites esperados. Al final, ambos
sabemos que el amor se hace y no se obtiene de una chistera. Aquí no existen
los magos sino únicamente dos amantes. Usted sabe que yo soy suya y a su lado
soy feliz y sin sus manos que me estrechen o sus palabras dichas, la realidad
no sería tan apreciable.
P.D:
Las
palabras mueren en el instante mismo que son pronunciadas, pero aún cuando el
lenguaje es un limitante para mostrar algo tan abstracto como el amor le
escribo esto, y cuando le susurre al oído cuánto lo quiero,
quede un vestigio para la historia; la nuestra.
Hipatia Teon
¡Qué hermosa forma de expresar el sentir!, el amor hecho poesía embelesa los sentidos. Una buena forma de ejercitarse en el uso de nuestra hermosa lengua.
ResponderEliminar¡Gracias! Debemos ejercitar más nuestras aptitudes para poder usar el lenguaje creado escritos que nos permitan comunicarnos con los demás de una manera tan agradable como la poesía.
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