La novela policíaca, policial o detectivesca es
una clase de textos o género literario dentro
de la novela, que es a su vez un género de la épica y narrativa.
Su principal móvil lo constituye la resolución de
un caso. Por tanto, se trata de una estructura novelística
cerrada.
El protagonista, un policía o detective, resuelve
el caso usando la razón (siglos XVIII - XIX), basándose en la indagación y observación, o usando la
intuición (novela policial estadounidense o novela negra).
Mientras al principio solamente se mostraban los
hechos y las investigaciones del detective, luego se fue poniendo mayor énfasis
en la vida y motivaciones del delincuente, y las raíces socioculturales de la delincuencia.
La novela negra evolucionó y se vulgarizó gracias a
su éxito en colecciones populares hacia el subgénero del thriller (suspense), donde se mezclan la novela
policíaca y la novela fantástica. Las
novelas policíacas poseen todas ellas una línea común que otorga cohesión a
esta modalidad literaria, pero, al mismo tiempo, son tan diferentes entre ellas
como distintos son los numerosos autores que han cultivado, y cultivan, este
tipo de narrativa.
A grandes rasgos, se pueden señalar unas cuantas
características prototípicas de casi todo este tipo de literatura. Siempre
existe en estas novelas un detective o un policía que investiga un hecho o una
serie de acontecimientos que se han producido con claro quebranto de la ley
(especialmente asesinatos, robos, chantajes, etc.). Por otro lado, estas
novelas a menudo presentan ambientes convulsos, con graves problemas sociales,
y en los que las normas éticas de convivencia entre los ciudadanos se encuentran
reducidas a su mínima expresión. Además, la novela negra posee una habilidad
especial para retratar problemas colectivos, en la mayor parte de las ocasiones
con un elevado nivel de conciencia crítica.
La trama
Es un relato de los acontecimientos que componen la
novela. Este relato no es necesariamente cronológico, sino en el orden en que
el narrador decide presentarlos al lector. Adicionalmente, la trama no se
limita a describir una secuencia de distintos elementos de la narración, sino
que constituye por así decirlo el "cuerpo" de la historia.
El formato
Al ser un relato extenso, la novela se divide en
capítulos que, a su vez, suelen ser extensos también. Los capítulos de la
novela suelen ir numerados, pero también es posible que cada capítulo tenga un
título.
Es
fundamentalmente tan moderna como la misma literatura de ciencia-ficción, y se desarrolló
principalmente durante los siglos XIX y XX; en sus inicios fue calificada como
"literatura barata" o "subliteratura", porque el crimen era
de por sí un tema antiestético y que se pensaba no tenía trasfondo moral ni
artístico.
Entre
las obras que dieron origen a este tipo de escritos se encuentran varias
manifestaciones literarias, como la novela gótica o de horror (siglo XVIII), en donde se presentaban hechos terroríficos, como El
Monje (1796) de Matthew Lewis, o como Frankenstein (1818)
de Mary Shelley. Este tipo de novelas aportó
al género una explicación lógica al final del relato.
Otra
interesante manifestación literaria fue la llamada novela de aventuras, que consistía
en un relato que describía un difícil o accidentado viaje. Su protagonista
generalmente era un héroe que representaba al ser humano como debería ser, un
hombre lleno de virtudes.
Un antecedente histórico importante para el
desarrollo de la novela policial fue la creación de la institución policial en Prusia (1822), y luego en Londres(1829) con la Policía Metropolitana en Scotland Yard. En esos años fue también que se prohibió la tortura para la confesión de los criminales, y que
comenzó a buscarse indicios para que un sospechoso confesara su culpabilidad
por medios menos cruentos, por ejemplo, enfrentándole a los hechos y pidiéndole
explicaciones.
Aunque el género policial comienza cerca de los años 1840, se han encontrado textos de hace más de 2000 años
que se asimilan a este estilo. Un claro ejemplo es la obra de Sófocles Edipo rey, la cual trata de la tragedia griega en la que Edipo lleva a cabo una
investigación en la que se da cuenta de que él es el culpable.
Se puede decir que el origen de la novela criminal o de misterio tiene
una fecha concreta. En 1844, Søren Kierkegaard publica El
concepto de angustia, e inmediatamente después ve la luz El cuervo,
del propio Poe. No hay una coincidencia fruto de la
casualidad. Hay un estrecho margen de tiempo, más bien, en el que la causalidad
hace su trabajo. ¿Por qué aparece la novela policíaca? Es el miedo, la
“filosofía de la angustia” o “de la inseguridad” de la que habla Kierkegaard, quien
reina en el alma de la gente. En una época convulsa aparece la neurosis de la
sociedad industrial. Algunos autores aprovecharán incluso este hecho para
opinar sobre el origen social de la novela policíaca desde un enfoque marxista.
Más allá de proyecciones de teorías políticas, lo que parece seguro es
que el hombre decimonónico estaba necesitado de este género, como lo estamos
ahora. En cierta manera todo encaja con la definición de Thomas Narcejac:
«La novela policíaca es un relato donde el razonamiento crea el temor
que se encargará luego de aliviar».
Si leemos novela de misterio es porque sabemos que la vida es algo
impredecible. Necesitamos ver cómo se restablecen el orden social y nuestra fe
en la justicia, todo ello mediante el caminar exacto de la investigación
racional. Estamos carentes de esa confianza de la que hablábamos al principio,
lo que nos lleva a pedir a gritos ocultas intrigas que se revelen gracias a la
inteligencia. Es de nuevo Narcejac quien opina sobre este hecho:
«Claude Bernard anunciaba a Edgar Poe. La
investigación polarizaba toda la atención. Pasó a ser la aventura por
excelencia, el gesto del espíritu que lleva la antorcha al corazón de las
tinieblas. Bastaría con que el investigador fuera un detective y el misterio
adquiriera la forma de complot, para que naciera la novela policíaca.»
«La deducción aparecía como la ambiciosa voluntad de la inteligencia que
pretendía prescindir de la experiencia.» “Le
roman policier”, 1958.
La escuela estadounidense de novela policíaca, por el contrario, formada
principalmente por Dashiell Hammett, Raymond
Chandler y Jim Thompson,
criticó el escaso realismo de esas novelas, dejó en segundo lugar la
importancia del enigma y lo subordinó a la suspensión, siempre con el fin de
subrayar los aspectos sociales del crimen y la denuncia de una sociedad
corrupta, contribuyendo a crear la llamada novela negra,
de ambientación urbana y callejera, y donde se devuelve el crimen a la calle y
a los ambientes miserables donde más se suele cometer, de forma que se
cuestionen los valores éticos y materialistas de la sociedad capitalista de
consumo, como responsable en última instancia del crimen.
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