miércoles, 21 de octubre de 2015

VALORES UNIVERSALES

VALORES UNIVERSALES

Los valores universales son el conjunto de características y normas de convivencia del ser humano consideradas como cualidades positivas y válidas en una época determinada. Se suelen considerar innatos a la naturaleza humana.

Los valores universales son objeto de estudio de la Ética, la Moral y la Filosofía. En concreto, la Axiología dedica su estudio a los valores y los juicios valorativos. Los Derechos Humanos están basados en lo que se considera como valores universales.

Se trata de un concepto amplio abierto a las interpretaciones. Aunque son valores a los que se da importancia, cada persona suele priorizar algunos de ellos, especialmente cuando se presentan situaciones de conflicto entre varios valores universales.

Ejemplos de valores universales

En general, existe una serie de cualidades del ser humano que se suelen considerar positivas. Algunos de los valores universales pueden ser el respeto, la libertad, la bondad, la justicia, la igualdad, el amor, la responsabilidad, la honradez, la solidaridad, la verdad, la valentía, la amistad, el honor y la paz.

Muchos de ellos están relacionados entre sí y se les da importancia y valor por su contribución a mejorar la sociedad y aportar dignidad a la persona. Más allá del interés propio o de determinadas características que cada persona valora, estos valores universales son comunes en distintas culturas.

Este tipo de valores también se pueden trabajar, aprender y desarrollar a través de distintas formas de educación.

Es importante en nuestra labor como docentes diariamente practiquemos en el aula y fuera de ella los valores universales, recuerden que se enseña mas con el ejemplo. 

Definición de algunos valores:

Respeto: tiene que ver con aceptar al prójimo tal como es, con sus virtudes y defectos, reconociendo sus derechos y necesidades. Decir las cosas educadamente, sin herir, violentar o insultar a nadie, son muestras de respeto. La educación en el respeto empieza cuando nos dirigimos a nuestros hijos correctamente, de la misma manera que esperamos que ellos se dirijan a los demás.

Sinceridad: la sinceridad es el pilar en el que se sustenta la confianza. Para que nuestros hijos no mientan, no debemos abusar de los castigos: los niños mienten por miedo al castigo.
Renuncia a la violencia: que nuestros hijos no sean violentos depende mucho de que sus padres no griten, peguen o les falten al respeto.

Disposición a ayudar: conseguir que los niños ayuden a los adultos y a sus iguales se consigue fácilmente: sólo debemos aceptar desde el principio sus ganas de ayudar, encomendarles pequeñas tareas y adaptarlas siempre a su edad y sus posibilidades.

Cortesía: tiene que ver con el respeto, la consideración y los modales. No tiene que ver con no poder hacer algunas cosas porque no es de buena educación, sino en hacerlas diciendo “por favor”, “gracias” y “¿puedo?”.

Consideración: tiene que ver con saber renunciar a los propios intereses en beneficio de los de los demás. Si los niños ven que sus necesidades se toman en serio, les será más fácil respetar las de las otras personas.

Tolerancia: tiene que ver con la aceptación y el respeto hacia la gente que es diferente, a lo que nos resulta extraño, desconocido o poco habitual.

Responsabilidad: tiene que ver con la confianza que tenemos en que nuestros hijos sabrán asumir algunas tareas y las cumplirán. Tiene que ver con la conciencia de que los actos o el incumplimiento de los mismos tiene consecuencias para otras personas o para nuestro propio hijo.

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