martes, 20 de octubre de 2015

Brevísima antología de la TUITERATURA (Parte 2)


Hay escritores como Rogelio Guedea, profesor universitario en Nueva Zelanda, columnista de este suplemento, que ya empezaron a escribir relatos en trinos, consiguiendo además hacerlos interactivos con sus lectores: 

@rogelioguedea: Hay bibliotecas que tienen más personal que libros.

     La bibliotecaria de esta biblioteca llegó, se quitó las chancletas de horcapollo y se puso unos tacos de plataforma, como queriendo modelar.
     Le sacaría una foto a los tacones altísimos de la bibliotecaria pero me está mirando con unos ojos que no sé si son de odio o de lasciva.
     Creo que la bibliotecaria y yo hacemos "química", ya empieza a distraerme su mirada. No me concentro en la lectura. Qué ira a pasar.
     La bibliotecaria de tacones altísimos se ha quitado el chalequito café y ha dejado al descubierto un inusitado escote. No me concentro.
     Ahora la bibliotecaria se ha encajado el Ipod en medio del escote. Los consejos de Séneca se han diluido. No sé que pueda pasar. Me mira.
     Tengo intenciones de levantarme y besar a la bibliotecaria. Estoy indeciso. Que pensaría mi mujer. 

     @bernardoruiz: Resiste. Luke, use the Force! Ve y solicita la Consolación de la Filosofía, que está dos estantes más abajo. 

     @rogelioguedea: ¡Creo que ni las sirenas podrían salvarme de la bibliotecaria!

     @bernardoruiz: Reza: "Y déjanos caer en la tentación, más líbranos del mal. Amén."

     @rogelioguedea: Justo lo que necesitaba.

En el primer tercio del siglo pasado, Walter Benjamin (1892-1940) ya cavilaba que la forma literaria del futuro sería el fragmento. La red social Twitter, seguramente sin darse cuenta de lo que hacía -y qué, si así fuese-, endosó esta conjetura del malogrado pensador alemán. 

     Obligando a sus usuarios a ceñirse al formato de los 140 caracteres (incluidos los espacios en blanco), Twitter les entregó a sus miembros un cheque de creatividad, también en blanco, que muchos han sabido aprovechar para crear lo que considero un nuevo espacio literario. Espacio y no género, donde conviven desde el aforismo puro y duro hasta la teología de batalla, pasando por el erotismo más refinado y las intertextualidades más creativas: -Y yo que me la llevé al río, creyendo que era cerquita-, -Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pero no encuentro las gafas-, -Una de las posturas más refinadas pero también más difíciles del Kamasutra consiste en ver la paja en el ojo ajeno-, -La Naturaleza limita al Arte-, y esta, de veras insondable:-Si Dios no existiera, habría que intentarlo-.

     Fue nada menos que Karl Kraus [1874-1936] quien se diría que hubiese preconcebido la existencia del tuit, ¡Incluyendo hasta la imagen del protagonista del trino!, con uno de sus aforismos más afortunados: -Una idea nueva debe formularse como si el proverbial pajarito se hubiese olvidado de contárnosla-.

Fuente: La Jornada. Suplemento Dominical. Número 1076
Autor: Ricardo Bada   

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