EL
SOCIALISMO SIGUE
El conocimiento de la
historia de Cuba, desde el umbral de la irrupción revolucionaria a fines de
los años 50 del siglo pasado, es el
análisis de la estructura de vida socialista que desde entonces se ha venido
construyendo, acción que no resulta tarea fácil ni mucho menos que se pueda realizar con una metodología
maniqueista.
CUBA VIVE
EL
SOCIALISMO SIGUE
Cuba no es un sueño, es una
realidad social marcada indefectiblemente por las tensiones políticas y
económicas internacionales como sus encrucijadas locales, pero que sigue
latiendo con fuerza en esa microhistoria cotidiana que a pesar de todo hacer
brillar el sol de su tierra en los ojos ajenos, y aunque la carencia y la
precariedad aún son los rasgos que predominan en ese vivir, no se percibe miedo
o vacío existencial ante la vida; quizá porque los cubanos saben que el miedo
es el único abismo que acabaría con la solidez de su sonrisa y la perseverancia
de esa felicidad que gravita, dispuesta a desbordarse en cantos y movimientos
en la piel de sus cuerpos.
En un contexto planetario de
depredación, saqueo y crisis, se desenvuelve el socialismo cubano, manifestando
su preocupado por preservar la vida en el mundo y brindarle a su población un
devenir claro, no exento de malestares e incomodidades sociales que la lucha
por un buen vivir no pueda resolver gradualmente, porque si bien es cierto que
el tiempo universal (en donde predomina la cultura global y depredadora del
mercado), ella tiene también –en el legítimo derecho –su ritmo propio.
En más de cincuenta años,
este socialismo de “candela” caribeña ha sabido enfrentar el embate político,
comercial y hasta militar de los países poderosos, sin embargo, ha defendido de
una nueva sociedad que concrete la esperanza de los que menos tienen a través
de un Estado que garantice la propiedad social como base para el beneficio de
todos y no solo de unos cuantos.
Estamos seguros de que en
Cuba habrá socialismo mientras haya mayor participación popular en los procesos
de rectificación de las tendencias burocráticas y de corrupción que han surgido
en algunos cuantos.
Habrá socialismo solo si
continúa la revolución de conciencia y de la vida misma. Al fin, como dice Lorenzo Meyer, la historia
no es ni ciencia ni arte, es interpretación; y en cuba, por suerte, tienen la
propia.
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