jueves, 22 de octubre de 2015

EDUCAR PARA UNA NUEVA SOCIEDAD

ENSAYO


Nuestra época ha sufrido grandes cambios y avances de forma sumamente apresurada, los adelantos científicos y tecnológicos han hecho que el mundo se vuelva más pequeño, pero al mismo tiempo más complicado debido al impacto global en los ámbitos económico, político, social, religioso y educativo, lo cual modifica los valores y el comportamiento debido a la influencia de algunas culturas sobre otras.


La economía y el poder son ahora el punto central sobre el cual gira, tambaleantemente, nuestra existencia, y el ámbito educativo se enfoca principalmente a un modelo de vida totalmente pragmático que nos lleve a producir y a consumir, todo siempre en torno de la economía. Con esta visión materialista se hace a un lado y no hay espacio para la búsqueda del significado último de la vida y la experiencia de lo trascendente, que en la mayoría de los casos, se muestra ausente.      

Los medios de comunicación y las nuevas tecnologías han influido en este intercambio cultural, pero también nos han favorecido en muchos aspectos, y como ahora es lo más vigente, se llega a convertir en una nueva necesidad, lo cual nos fuerza a aprender a utilizar estas tecnologías, ya que la comunicación siempre ha sido una dimensión constitutiva de la educación. Las nuevas tecnologías son un arma de doble filo: en malas personas perjudica y daña gravemente la formación humana; pero como menciona el documento “Sólo humanizando a las personas los medios de comunicación contribuirán a su educación” (CEM, 2012) (p.28).



Así como en los padres de familia, la educación recae también en otras personas e instituciones que van formando al niño y al joven, así que la responsabilidad de los profesores es grandísima. Es necesario que aquél que tiene la misión en un campo educativo tenga claro cuáles son las razones que contribuyen a la realización de la persona y a descubrir su auténtica dignidad y su vocación de servicio en la sociedad. Ya que como menciona el documento: “Si la educación no forma persona íntegras que amen el bien, la belleza, la verdad y la justicia, todo lo demás queda fincado en un terreno frágil y superficial.



Desgraciadamente nuestro sistema educativo público busca demasiados intereses personales y descuida, fallando a la justicia, la misión que le ha sido encomendada. Así que a los que trabajamos en escuelas privadas, y aún más los que estamos en alguna diocesana o religiosa tenemos la inmensa responsabilidad de formar con mayor libertad a los alumnos a través de una adecuada educación profesional y mayor conciencia social efectiva.


En este sentido es necesario poner muchísima atención en la urgente tarea de la formación docente. Desgraciadamente, nuestro sistema educativo está afligido por los problemas de la educación magisterial; los maestros, en su mayoría somos egresados de las universidades y no estamos capacitados para trabajar con adolescentes ni contamos con los aspectos pedagógicos que este trabajo implica. Por lo tanto se requiere de una formación que acompañe y responda a las dificultades concretas que enfrentamos en la tarea educativa.

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