viernes, 29 de enero de 2016

A la mujer amada




No siente ya tus besos la mañana,
ni el golpe de tus labios mi garganta.
¿Será tu cuerpo excelso que me encanta
o tus muslos con néctar de manzana?

De la aurora boreal, eres hermosa;
con voz de ruiseñor, ave que canta;
con aroma de sol, ternura santa;
de los dedos de Dios, caricia sana.

¿Cómo puedo decirte que te espero?
A mí no me dejaste opción alguna
ni piedra en el camino traicionero,
faro en el puerto, luz que nos reúna.

Pero el amor es loco aventurero
que de dos almas hace una
y nunca nos señala el sendero,
que nos acerca solos en la luna.
                                                               Nefaj Janef

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