El
respeto a la igualdad de género debe ser
entendido como el trato necesario entre hombres y mujeres, que incluya los
mismos beneficios, derechos y oportunidades para ambos, sin importar las
diferencias anatómico-fisiológicas. Por género entenderemos la construcción
social o simbólica del comportamiento de los hombres y las mujeres, es decir,
los roles que ambos sexos realizan en la sociedad. El planteamiento de la
concientización radica en el acto de hacer que se tome conciencia justamente en
esas diferencias que van más allá de las diferencias biológicas. Será entonces
que mediante el diálogo y la reflexión, podrá lograrse que los estudiantes
tomen conciencia de sus actos y de las consecuencias de desenvolverse en un
ambiente de respeto, tolerancia y equidad.
La discriminación por género o sexismo nos dice Marta
Lamas es cuando se toma “como punto de referencia la anatomía de mujeres y de
hombres, con sus funciones reproductivas evidentemente distintas, cada cultura
establece un conjunto de prácticas, ideas, discursos y representaciones
sociales que atribuyen características específicas a mujeres y a hombres. Esta
construcción simbólica que en las ciencias sociales se denomina género,
reglamenta y condiciona la conducta objetiva y subjetiva de las personas. O
sea, mediante el proceso de constitución del género, la sociedad fabrica las
ideas de lo que deben ser los hombres y las mujeres, de lo que se supone es
"propio" de cada sexo”[1]. Veamos
algunos ejemplos:
1. La serie de adjetivos violentos que son lanzados hacia las mujeres cuando ejercen su sexualidad de manera libre, rompiendo las reglas de una mujer recatada. Dichos insultos son lanzados también por las mujeres hacia otras, de modo que la concepción del buen comportamiento femenino es compartida por ambos géneros.
1. La serie de adjetivos violentos que son lanzados hacia las mujeres cuando ejercen su sexualidad de manera libre, rompiendo las reglas de una mujer recatada. Dichos insultos son lanzados también por las mujeres hacia otras, de modo que la concepción del buen comportamiento femenino es compartida por ambos géneros.
2. Las actividades que desarrollan tanto hombres
como mujeres, en función de su fuerza física, invalidando las destrezas que
puedan tener sin que la biología sea la limitante.
3. Concebir la idea permanente que los fines
últimos de hombres y mujeres son marcados socialmente, una vez más,
correspondiendo a la fisiología. Así, una mujer nace para tener hijos, por lo
cual debe tenerlos para realizarse como
mujer, de lo contrario, sería incompleta su conformación y fin como ser humano.
El hombre tiene la fuerza y la inteligencia para lograr su desarrollo en el
ámbito laboral y académico. Debe prepararse para ser el futuro sustentador de
una familia. Si por alguna razón no lo logra sería un hombre fracasado, con la
incapacidad de realizarse como hombre y lograr la completitud de ser humano.
Me parece que a lo largo de la
historia de la humanidad, la mujer siempre ha estado presente activamente, sin
embargo, se ha relegado y despreciado justo por las diferencias biológicas.
Esas diferencias que son en realidad un complemento, se han usado como una
herramienta en contra la mayoría de la veces. Creo que hoy más que nunca
debemos de pensar en cambiar las condiciones de poder entre hombres y mujeres.
Siendo estas últimas las que más trabajo de autocritica debemos realizar. No
merecemos tratos privilegiados por nuestra supuesta fragilidad, como tampoco
debemos ser violentadas por no ser equiparables a la fortaleza masculina. Las
posibilidades emocionales e intelectuales
están igualmente potenciadas. La
cuestión es crear un entorno con posibilidades amplias y equitativas para que
cada mujer en el país y en el mundo acceda y descubra de lo que es capaz de
realizar, sorprendiéndose a sí misma, primero y después a la sociedad a la que
pertenece. Dice Marta Lamas “por más que la igualdad entre hombres y
mujeres esté consagrada en el artículo 4º de nuestra Constitución, es necesario
reconocer que una sociedad desigual tiende a repetir la desigualdad en todas
sus instituciones. El trato igualitario dado a personas socialmente desiguales
no genera por sí solo igualdad. Además, no basta con declarar la igualdad de
trato, cuando en la realidad no existe igualdad de oportunidades. Esto
significa que el diferente y jerarquizado papel que los hombres y las mujeres
tienen dentro de la familia y la sociedad, y las consecuencias de esta
asignación de papeles en el ciclo de vida, dificultan enormemente cualquier
propuesta de igualdad. Para alcanzar un desarrollo equilibrado y productivo del
país urge establecer condiciones de igualdad de trato entre hombres y mujeres,
desarrollar políticas de igualdad de oportunidades y sobre todo, impulsar una
educación igualitaria” [2].
Aidé Carvajal Medina.
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