viernes, 29 de enero de 2016

T. la tirana





Sus enormes fauces
palabras de blasfemia llevan,
sin contar las veces
que corren como hiedra.

Sólo alguien es importante
y los demás no importamos,
mientras miren su talante,
los demás sólo fallamos.

En el trabajo comidilla,
en la vida pesadilla
y en los sueños ni se diga.
Yo prefiero quesadillas.

Sus discípulos le temen
y nada, nada que la quieren,
pues con el miedo que le tienen
su llanto se contienen.

Tiranosaurio rex se siente,
aunque más se le parece
a la res que pasta siempre,
en la llanura que fenece.
                                               Nefaj Janef

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