miércoles, 27 de enero de 2016

DIEZ ESCRITORES QUE ABANDONARON LA ESCUELA

DIEZ ESCRITORES QUE ABANDONARON LA ESCUELA
Por Daniel Morales

Mientras hay quienes dan por hecho que si se aprende a leer y escribir ya no es necesario asistir a la escuela, para otros es importante matricularse en instituciones educativas y adquirir los conocimientos que, de otra forma, creen no poder encontrar. En el mundo de las letras los escritores han dedicado gran parte de su vida al estudio de la palabra, pero mientras muchos son reconocidos por su Alma Mater para demostrar la calidad educativa de su escuela, existen importantes literatos quienes abandonaron los programas educativos por diferentes circunstancias, incluso, hay algunos quienes no llegaron a pisar una universidad.  Mientras algunas escuelas prometen dar las herramientas necesarias para hacer de sus alumnos el próximo Borges o Faulkner, estos no terminaron una carrera universitaria. Quizá la mayor regla de los escritores sea aquel consejo general: Si quieres ser escritor, nunca dejes de leer y nunca dejes de escribir.

 Octavio Paz
El único Nobel de literatura mexicano y, por lo tanto, uno de los más grandes exponentes nacionales a nivel mundial, estudió en la Facultad de Filosofía y Letras así como en la de Leyes de la Universidad Nacional Autónoma de México, pero abandonó la escuela antes de titularse. Aun así, el escritor mexicano realizó estudios en Estados Unidos, y después de la Segunda Guerra Mundial ganó la beca Guggenheim para ingresar en el servicio exterior mexicano.

Charles Dickens
Así como lo dejó en claro en su libro The wreck of the golden Mary: “Aunque no soy un hombre educado, soy capaz, estoy agradecido de decir que tengo un interés inteligente en la mayoría de las cosas”.
Dickens abandonó una educación privilegiada a los 12 años y comenzó a trabajar en una fábrica de betún siendo aún un niño, esta experiencia se ve reflejada en muchos de sus trabajos, y aunque años después retomó sus estudios, para ese momento ya tenía publicadas joyas de la literatura universal como Oliver Twist.

 Roberto Bolaño
 El escritor chileno quien escribiera una de las mejores novelas mexicanas de todos los tiempos, Los detectives salvajes, encontró en las letras la manera de liberarse de un mundo sumido en la represión. Hijo de una familia de clase media baja, concluyó sólo su educación secundaria pero no su amor por los libros. A los dieciséis años, ya en la ciudad de México, abandonó definitivamente la escuela para convertirse en escritor autodidacta y leía desde thrillers policiacos, hasta clásicos griegos.

Ray Bradbury
 En sus consejos de escritura, Ray Bradbury advierte que una educación universitaria no es necesaria para ser escritor, que él “vivía” en la biblioteca y se “graduó” de ella a los 28 años; allí, el padre de la ciencia ficción aprendió sobre todos los temas, géneros y estilos.

José Saramago
El premio Nobel de literatura 1998 fue hijo de campesinos sin recursos para costear su educación;  estudió en una escuela técnica con pocas materias humanistas pero, a la par, Saramago estudió los pocos textos clásicos que pudo, líneas que hasta sus últimos días pudo recitar de memoria a la perfección. A los 22 años publicó su primer novela sin éxito y dejó la pluma por más de veinte, fuera de escasos trabajos como crítico o periodista, no escribió una sola línea. Fue hasta 1976 que se dedicó exclusivamente a la literatura y 20 años después obtuvo el mayor galardón de las letras.

Jack Kerouac
Entre los escritores que la Universidad de Columbia presume haber albergado, se encuentra uno de los representantes de la generación beat, pero en los años cuarenta el jugador estrella de esa universidad sufrió una fractura de tibia y, debido al accidente, diferencias con el entrenador y su famoso actuar contra el sistema, abandonó la institución rápidamente.

Mark Twain
 En ese entonces era conocido como Samuel Clemens, su padre había muerto a los once años y tuvo que dejar los estudios para comenzar a trabajar como aprendiz en una imprenta de periódicos, después se convirtió en tipógrafo. Mientras publicaba algunos bosquejos cómicos en los periódicos, visitaba la librería pública por las tardes, allí aprendió todo lo que necesitaba, y gracias a su gran sentido del humor, su pasión y habilidad con las letras, se le reconoce como a uno de los mejores escritores estadounidenses.

Jack London
 Otro que dejó la educación formal a muy temprana edad. A los trece años comenzó una vida “nómada” en la que tuvo muchos y muy diferentes trabajos; todo eso lo alternaba con una vida literaria intensa, leía todo lo que podía. Años después cumplió uno de sus más grandes sueños: entrar en la Universidad de California, pero la falta de dinero lo obligó a truncar sus estudios y a nunca terminarlos, aun así persistió con el sueño de convertirse en escritor, el que nació cuando leyó la novela Signa, en la que un campesino italiano sin estudios logra convertirse en compositor de ópera.

Jorge Luis Borges
Uno de los artistas que estaba destinado a su profesión, sabía leer y escribir desde los cuatro años, a esa edad escribió su primer relato y un ensayo sobre mitología griega; a los nueve años tradujo al español El príncipe feliz, de Oscar Wilde. Su educación formal comenzó hasta esa edad, pero se vio interrumpida después del bachillerato. No era sorpresa que Borges estuviera encaminado a la grandeza.

Harper Lee

 La autora de un clásico llamado To kill a mockingbird vivió convencida de querer ser escritora, abandonó la carrera de derecho sólo un semestre después de haberla comenzado y se mudó a Nueva York para cumplir su sueño. Es irónico que después de publicar su primera novela se retirara de las letras y se negara a dar entrevistar gran parte de su vida.

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