MICROHISTORIA PARA MULTIMÉXICO
La microhistoria nace del corazón, dentro de ésta se
confunde más que en cualquier otro tipo de historiográfico el sujeto y el
objeto, el ser que se expresa, el ente expresado y el ser comprensivo; no de la
cabeza como la Macrohistoria.
Los microhistoriadores suelen acercarse más a su objeto de
estudio por simpatía o antipatía que por el mero afán de saber, su madera es
más de poeta, que de científico.
La gran historia trabaja con gente desde la clase alta,
hasta la clase baja; en cambio la historia chica es protagonizada por individuos
humildes del pueblo raso, es el relato individualizado de los que rara vez
aparecen en la sección social de los periódicos y a veces nunca en la sección
política o económica. Los métodos de ambas historias son distintos ya que en la
macro el camino ya está hecho por otros historiadores y sólo se traspasa de un
texto a otro; en cambio la micro va abriendo camino al andar, pues se toman en
cuenta aspectos que para la macro serían insignificantes.
Un microhistoriador pone olor, sabor, color, música, amor a
lo que escribe, la micro es más emotiva, menos formalista, metódica,
cuantitativa y científica caracteriza a una comunidad pequeña, permite
emparentarla o distinguirla, su individualidad, su misión y su destino
singular.
La microhistoria puede ser de dos formas:
1.
La amateur pueblerina; la cual no tiene
formación y carece de los recursos económicos.
2.
La profesional capitalista, son máquinas
hacedoras de libros, pero carecen de cariño por su objeto de estudio.
El futuro de la microhistoria es mucho más fuerte y mejor
que hace algunos años atrás, ya que en la actualidad hay muchos aspectos
importantes que podría remontar para su estudio, sólo por mencionar algunos
ejemplos: la hacienda, el efecto duradero que ha producido en la historia
social de América Latina; también podría ser objeto de estudio los pueblos
originarios o rústicos.
A través de la mini historia es la mejor forma de llegar a
la verdad humana, ya que dentro de ella se pueden desarrollar las
potencialidades de los estudiantes y microhistoriadores. En los últimos treinta
años han aumentado las mini historias, de temas regionales y parroquiales; sin
embargo, muchas de ellas no son impresas por los escasos recursos económicos
con los que cuenta un microhistoriador.
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