miércoles, 27 de enero de 2016

MEDITACIÓN SOBRE UN HOMBRE SERENO

Hombre de una paciencia infinita; nunca dejaré de admirar su ecuanimidad. Es tan dueño de sí a partir de un trabajo interno que le ha llevado años. Con un coraje auténtico ha aprendido a domar las emociones menos deseables. La ira, la furia y la venganza no existen en su disposición afectiva. La paz, la serenidad, la tolerancia y la empatía son sus banderas. La racionalidad es el motor que lo impulsa a ser el mejor hombre de mi vida. En cada acto realizado se presenta la prueba de su amor. La inocencia con la que aprecia el mundo otorga la candidez para seguir teniendo fe en la humanidad. Su labor incansable de profesor la lleva más allá de las aulas dejando una gran lección sobre la importancia de siempre dar lo mejor de sí, pues aún sin la intención deliberada de dar una cátedra en cada intervención suya, lo hace de una manera indirecta con la congruencia con la que va por la vida. Amo la ligereza de un espíritu que se va moldeando una y otra vez así mismo, según lo requieran las circunstancias sin olvidar la fidelidad a sus principios. Así es mi padre, al que tanto amo.


Hipatia Teon


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