El Fobaproa es el triunfo más grande de la
corrupción oficial y privada en México. Nunca, ningún gobierno, ningún acto
representó mayor corrupción, ni causó daño tan grande a México y al pueblo de
México.
Analizar el Fobaproa, no puede hacerse de manera
aislada, sólo como organismo de corrupción y de despojo al pueblo. No; el
Fobaproa es un paso, el más importante, dentro de la estrategia del FMI, de los
afanes de dominio norteamericanos y de sus auxiliares mexicanos, políticos y
empresarios que han consumado un tremendo acto de rapiña; uno de los más
grandes en la historia del mundo. Los Salinas, los Serra Puche, Blanco,
Mancera, Ortiz y otros funcionarios, se han coludido para consumar esta gran
maniobra, que les quita a los mexicanos el mínimo bienestar alcanzado
lentamente durante 50 años, y regresa al pueblo a niveles de miseria.
El Fobaproa se inscribe en la estrategia marcado
por el Tratado de Libre Comercio, que fue negociado con sumisión por los
representantes mexicanos y se inscribe en el proceso global de dominación que
los Estados Unidos y sus grandes empresas le están imponiendo al mundo. Lejos
de aprovechar las ventajas del TLC, este se ha utilizado para hundir la
economía nacional.
La más importante contribución para la
comprensión del capitalismo mundial, se da en torno al desarrollo de la
competencia. Mientras más grande sea la competencia, menor será la ganancia.
El triunfo del socialismo obligó a los
empresarios de todo el mundo a elevar los salarios y las prestaciones, con ello
se desarrolló más la competencia. Fue necesario que los industriales
invirtieran cada vez más para obtener menos ganancias relativas. El mundo
capitalista se hizo posible sólo sobre la base de elevar más y más los salarios
y las prestaciones.
Pero, los líderes del campo socialista,
burócratas comodinos, perdieron el rumbo y gran parte del socialismo se
derrumbó. Al caer la URSS, la burguesía mundial gritó mil veces su júbilo y
desde entonces los salarios reales y las prestaciones se caen en todo el mundo
porque disminuyó la competencia entre sistemas.
Para la burguesía mundial ha sido muy fácil
ponerse de acuerdo (Grupo de los 7) en disminuir la competencia entre las
potencias, y a la vez, frenar el desarrollo de los países débiles.
El Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional, instrumentos del poderío norteamericano se dieron a la tarea de
frenar el desarrollo de las economías débiles.
Fue una tarea lenta, difícil, laboriosa, tenaz;
se llevaron a muchos jóvenes estudiantes a prepararse en economía a los Estados
Unidos. Allí los convencieron de la necesidad de que todos tuvieran la
“oportunidad de elegir”.
Les enseñaron cómo debe funcionar una sociedad
basada en el dólar. Les explicaron que ellos podrían llegar a ser dirigentes de
sus países y de que, si lo lograban, contarían con el apoyo norteamericano.
Muchos lo creyeron. Regresaron a México considerando anticuado, absurdo y
torpe, a quién no entendiera las bondades del mercado libre y el capitalismo
salvaje. No vieron, no pudieron ver, las diferencias entre un país pobre, sin
dólares, y un país rico que imprime los dólares.
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